Miles de tachirenses se volcaron a los puentes internacionales de San Antonio y Ureña, para aprovechar los descuentos en ropa, calzado y otros artículos, que con motivo del Viernes Negro se ofrecieron en Cúcuta. 

La movilización fue tal que se formó una larga fila de vehículos que iba desde la propia Avenida Venezuela, hasta la población de Capacho Viejo, a unos 50 kilómetros de la línea fronteriza. 

Gilberto Chacón dijo que salió de su hogar alrededor de las 5:00 a.m. para dirigirse a Cúcuta a comprar algunas prendas de vestir, atraído por las tradicionales ofertas de esta fecha. 

Jesús Peñaloza, oriundo de San Cristóbal, también salió muy temprano y comentó que pasó cerca de cuatro horas atrapado en la fila de vehículos que se dirigía a la frontera. “Estuvimos en cola desde Capacho hasta San Antonio, un trayecto que normalmente solo toma 45 minutos”, dijo. 

Al llegar a San Antonio, los consumidores enfrentaron un nuevo reto, la ciudad se convirtió en un estacionamiento gigante y, pese a ello, resultaba difícil encontrar donde parquear.

Los residentes alquilaron los espacios frente a sus casas y locales por cincuenta mil pesos la hora; una oportunidad para hacer negocio en una ciudad con una economía en franco declive. 

Los taxistas que habitualmente prestan servicio por puesto a dos mil pesos hacia el centro de la ciudad, habían elevado sus tarifas, cobrando hasta cinco mil pesos por pasajero, lo que aumentó el número de usuarios que pugnaba por lograr un puesto en los buses abarrotados que iban  directo al centro, a Villa del Rosario y a la terminal de pasajeros; los destinos más solicitados. 

A pesar del diferencial cambiario que existe entre las monedas oficiales de ambos países, productos alimenticios, ropa, calzado, repuestos automotrices tienen precios mucho más competitivos en Cúcuta que al otro lado de la frontera.