Con apenas 27 años, José Miguel González se convirtió en la persona más joven en ocupar el asiento de presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta.

En sus cuatro años al frente de la entidad, ha liderado grandes temas de la ciudad y también ha tenido que hacer frente a muchos intereses que en algún momento buscaron desestabilizar la institución.

Durante su gestión, se llevó a cabo un proceso de transformación estratégica que buscó convertir a la Cámara de Comercio en una agencia de desarrollo que apoya a los empresarios a crecer sosteniblemente, a incentivar las inversiones en la región e impulsar las acciones para tener un territorio favorable para la creación de empresas. Además, fue el gestor del primer foro de talla internacional en la ciudad, Expogestión Frontera, que se realizó en noviembre pasado.

Hoy se retira de su cargo, en lo que él mismo define como “el mejor momento” de su administración, para irse a aportar en el sector privado.

¿Qué balance hace de su gestión?

Cuando recibimos la Cámara hace cuatro años no tenía un foco ni una estrategia definida a largo plazo. Tenía muchas iniciativas, pero con poco impacto para la ciudad. Con el proceso de transformación estratégica realizado en el 2011 le apuntamos a una cámara de alto desempeño, con unas apuestas claras y organizada alrededor de los empresarios y su competitividad. Se pueden vislumbrar logros importantes como la creación de la unidad de estructuración y gestión de proyectos en la Cámara, donde hasta el año pasado se apalancaron cerca de 13.500 millones de pesos y tiene una meta al 2021 de gestionar 90.000 millones de pesos; también destaco la consolidación del Observatorio Económico, como un eje de referencia de información económica de la región que antes no existía. También los resultados del Centro de Formación Empresarial y los más de 32 mil empresariados formalizados en estos cuatro años.

A su juicio ¿cuál ha sido la iniciativa que ha tenido más impacto para la ciudad?

Considero que ha sido el liderazgo que se tuvo ante el Gobierno Nacional de la mano con los empresarios, gremios y sector público de la región para definir estrategias de recuperación de nuestra economía por las dificultades que ha traído la situación política y social de Venezuela.

A pesar de que sigue faltando mucho por hacer, se han presentado resultados importantes como los más de 300 mil millones de pesos colocados en líneas especiales de créditos Bancoldex, las macrorruedas de negocios, las regulaciones de zonas francas uniempresariales y las zonas de exportación con unos requisitos especiales al resto del país.

También se logró en el cierre financiero del Acueducto Metropolitano y la recuperación de las principales vías del departamento después de la Ola Invernal del 2011.

Con relación a la Zona Franca, se hizo un estudio para potenciar su desarrollo e incluso se contrató al exministro Carlos Ronderos para hacer un plan de recuperación, pero de esto poco se ha visto. ¿En qué estado deja este tema?

No ha sido fácil potenciar su desarrollo básicamente por los problemas en su infraestructura y dificultades jurídicas que hoy tiene el predio, que ha llevado a que los empresarios que quieren ingresar a la Zona Franca y que cuentan con autorización de la Dian no lo puedan hacer. Cuando el predio estuvo en cabeza de Cisa no se firmaron contratos de arrendamiento con estas empresas y por eso, desde hace más de dos años, no ha ingresado un usuario nuevo a este parque industrial. Hoy la propuesta es que la administración de la Zona Franca le sea entregada a la Cámara de Comercio para permitir la llegada de nuevas inversiones.

¿Qué otros temas quedan pendientes, en los que quizás no se haya podido avanzar?

La generación de empleo formal es una de las variables más críticas que hoy sigue teniendo la ciudad, así como la adopción de una política binacional que permita recuperar en alguna medida el comercio con Venezuela. Aunque, aclaro, la apuesta hoy debe ser la innovación, la diversificación de mercados y no depender solo de este país.

¿Por qué decide irse en este momento?

Fue una decisión muy difícil, la Cámara es una gran organización y tiene un gran liderazgo como  entidad de desarrollo y los resultados del proceso emprendido hace 3 años ya son una realidad. Sin embargo, desde el momento que asumí este reto el plazo que nos planteamos fueron 4 o 5 años y estaban próximos a cumplirse. Cuando llegué dije que no venía a este puesto a pensionarme y a pesar de que vienen cosas importantes en las que he trabajado de la mano con la junta directiva, como los 100 años de la entidad, ante una importante propuesta del sector privado me di cuenta de que el momento de dar el paso había llegado.