Hace cuatro años un accidente de tránsito hizo que su vida diera un vuelco inesperado. Tres años más tarde estaba debutando y consiguiendo con la Selección de Venezuela de voleibol un bronce en los IV Juegos Parapanamericanos Juveniles de Sao Pablo 2017, una disciplina que le llegó como aliciente después de haber perdido su pierna izquierda.

Fabiana Garrido, hoy con 18 años, pudo haberse sentado a llorar, pero hizo todo lo contrario y encontró en el deporte una motivación que va más allá y que ha hecho su proyecto de vida. 

Aunque tiene el corazón en su natal Barquisimeto, tuvo que emprender una travesía que la trajo a Cúcuta buscando una ayuda que no ha podido encontrar en su país. ¿Cómo es posible que una deportista de selección nacional tenga que salir de su tierra por ayuda?, eso solo lo refleja la fuerte crisis por la que atraviesa el país vecino.

Fabiana necesita una prótesis que le permita mejorar su calidad de vida, y aunque ha tocado infinidad de puertas en Venezuela –tanto en empresas privadas como estatales-, la ayuda nunca ha llegado así se lo hayan prometido.  

Es una pieza que cuesta al menos tres millones de pesos y que no ha podido conseguir con sus recursos. 

A Cúcuta llegó por consejo de un conocido, tocando las puertas de la emisora radial de la Policía Nacional, donde según contó, ya le prometieron gestión para que pueda hacerse con ella lo más pronto posible, por medio de las posibles donaciones que los cucuteños o empresas privadas le hagan. 

La mira está en Tokio 2020

De conseguir la prótesis que persigue hace años, Fabiana ha pensado en experimentar en otras disciplinas adaptadas que le permitan vivir nuevas experiencias, sin embargo su meta, en estos momentos, es mantener su cupo para participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 con la Selección de voleibol sentado.

Su país ya está clasificado, luego de la gran actuación en los Parapanamericanos, pero el camino es largo y sabe que la competencia será dura, aunque sea una titular indiscutida en el equipo.

“Va a ser mucho más difícil que lo de Sao Paulo porque no va a ser una competencia juvenil. Es una prueba con más competitividad, van los mejores del mundo”, contó Garrido. Ella sabe que vendrán más jugadoras que quieran hacer parte de su selección y que para asegurar el cupo deberá seguir entrenando con constancia, algo que podría dificultarse de cumplirse otro de sus objetivos: venirse a vivir a Cúcuta.

“Por el momento me anima y me desanima porque tenemos que empezar entrenamientos y concentraciones para Tokio”, recalcó. 

Hija de padre colombiano, esta deportista venezolana, que viajó más de 10 horas para llegar desde Barinas (Barinas, Venezuela) a la Perla del Norte buscando esa ayuda, ya adelanta con su entrenador Jhonny de la Rosa un plan para poderse entrenar con los deportistas de la ciudad en su disciplina, mientras espera que se cumpla el sueño de tener la prótesis.

Y aunque deje de entrenar momentáneamente con su equipo, Fabiana asegura que “siempre voy buscar mantener mi cupo, y el venirme para acá no creo que me lo dificulte. Para mí es algo nuevo poder jugar acá porque te acoplas a nuevas personas y es algo de aprendizaje. Se aprende de las dos partes”, contó.

Esta deportista, que para llegar a los entrenamientos tiene que viajar hora y media en busetas que no tienen comodidades para personas en condición de discapacidad, advierte que el objetivo es mejorar su calidad de vida, por lo que los esfuerzos se quedan pequeños comparados con sus ganas. 

Ella asegura que el gimnasio en el que entrena no es el mejor, pero que tiene lo necesario para poder dar la pelea en Tokio. Sobre la crisis de su país, Fabiana no se deja intimidar por ella. “Nos afecta pero uno no se mentaliza en eso. Yo me mentalizo en lo que me gusta, que es hacer deporte”, concluyó.