Los brasileños esperan que los escenarios deportivos que se construyeron, no se conviertan en elefantes blancos.
¿Qué sucederá con el Parque Olímpico de Río?
Los festejos terminaron y la llama se extinguió, pero ahora que los Juegos Olímpicos se han ido, Río de Janeiro se queda con la incertidumbre sobre qué sucederá con el plan de la ciudad de convertir el Parque Olímpico en un vibrante distrito con departamentos de lujo y oficinas.
No obstante, aún falta por disputarse los Juegos Paralímpicos del 7 al 18 de septiembre.
Sin embargo, en medio de una persistente recesión en el país, el consorcio que gestó el proyecto sólo ha vendido el 7% de los 3.604 departamentos de la Villa Olímpica.
“Ahora mismo estamos en el fondo de un pozo. Nadie está haciendo ofertas en los apartamentos”, declaró Claudio Tavares de Alencar, presidente de la Sociedad de Bienes Raíces de Latinoamérica.
Cuando Río de Janeiro fue seleccionado como sede olímpica hace siete años, el país era el modelo de los mercados emergentes. Se habían descubiertos yacimientos petrolífero y en 2010, la economía crecía a un ritmo del 7,5%. Era cosa normal las pujas por comprar apartamentos. Por ejemplo, en 2005, unos 1.500 construidos para los Juegos Panamericanos se vendieron apenas horas después de ponerse a la venta.
Panorama financiero
El panorama financiero actual es distinto. La economía brasileña se contrajo 3,8% el año pasado, y se espera que siga en caída, debido a una menor demanda de hierro y otras mercancías. Más de 5 millones de brasileños han perdido sus empleos desde fines de 2014.
Hay un exceso de apartamentos por todo Río. Luego de años de alza en la cotización de metros cuadrado, el valor ha caído en un 6% en el último año y medio, quedando en los 10.241 reales o alrededor de 3.200 dólares, según el índice de bienes raíces FipeZap. Con los instituciones financieras cobrando tasas prohibitivas para préstamos, las agencias de bienes raíces han tenido que ofrecer incentivos como viajes de luna de miel o cubrir el costo de la matrícula escolar.
Los organizadores de Río 2016 y funcionarios de la ciudad no han dicho nada sobre si este débil mercado podría afectar el desarrollo futuro del Parque Olímpico, de 1,18 millones de metros cuadrados.
Pero Leonardo Schneider, vicepresidente del sindicato que representa a condominios y administradores de inmuebles en el estado de Río, dijo que el espacio residencial y comercial forman parte de un rompecabezas, y que muchas edificaciones en la zona están incompletas o sin uso.
“El problema es cómo vamos a ocupar todos esos apartamentos”, dijo Schneider. “Por más lindo que suena vivir en el Parque Olímpico, va a tomar algo tiempo encontrar inquilinos y transformar el sitio”.
Carlos Carvalho, el multimillonario que concibió el proyecto del Parque Olímpico, indignó a muchos en un país desesperado por viviendas subsidiadas cuando dijo que la villa de atletas es para la élite de la ciudad. Su nombre es “Ilha Pura” _ Isla Pura _ y el precio de los apartamentos promedia los 1,4 millones de reales (435.000 dólares), con piscina, spa y peluquería. Los penthouses pueden costar hasta 2,3 millones de reales (700.000 dólares). Otro acaudalado empresario construye torres con apartamentos de lujo alrededor del campo en el que se disputó el torneo de golf de los Juegos. El costo más barato de un piso anda en los 2 millones de dólares.
“Son apartamentos que se ven muy bien”, dijo Idenir Cunha, una jubilada de 67 años que reside en un viejo complejo que está cerca. “Si tuviera el dinero, me compraría uno. Pero, ¿quién puede hacerlo con esta crisis?”
La villa de Londres 2012 fue transformada en una zona de viviendas con precios módicos, en los que la gente pagó por debajo de los precios del mercado.
En Río, un estadio de Geoimovel, una firma de análisis sobre bienes raíces, encontró que los apartamentos de la Villa se promocionaban con un valor muy por encima del precio promedio de la mayoría de los apartamentos con detalles similares en Barra da Tijuca, el suburbio de centros comerciales y edificios de apartamentos en el que se encuentra el Parque Olímpico.
Para la cita olímpica, “todo se concibió pensando en su uso tras los Juegos”, dijo el alcalde de Río Eduardo Paes este fin de semana en una entrevista con Globo TV. ¿Cómo elefantes blancos? “Claro que no”, replicó.
¿Valió la pena organizar los Juegos?
Con el fin de los Juegos Olímpicos Brasil cierra un capítulo de su historia en el que mostró al mundo que es capaz de organizar los mayores eventos deportivos del planeta. Pero, ¿valió la pena el titánico esfuerzo?
La esperanza dio lugar a un sabor agridulce con las masivas manifestaciones callejeras de 2013 contra la corrupción y los gastos en el Mundial de fútbol de 2014 en vez de en salud, educación o transporte públicos, de pésima calidad.
Y la tormenta perfecta que se cebó desde entonces se abatió sobre Brasil en 2016, en plena preparación de los Juegos, bajo los proyectores del mundo entero: crisis política y recesión económica, históricas, desempleo récord y un colosal escándalo de corrupción en su empresa estatal más preciada, Petrobras.
El telón ha caído. ¿Qué queda para Río de Janeiro, para el país entero?
“El mayor legado de los Juegos fue la fiesta para el pueblo carioca, que jamás se olvidará de estos días”, estimó Juca Kfouri, uno de los mayores analistas deportivos de Brasil.
Pero “la cuenta a pagar será altísima”, lamentó en declaraciones a la AFP.
“Ojalá que haya servido también para educar un poco a la hinchada brasileña, pero no lo creo”, añadió en referencia al hábito de sus compatriotas de silbar y abuchear a atletas extranjeros en plena competencia o en el momento de cantar su himno nacional o recibir medallas, como si fuese en el fútbol.
“Los Juegos Olímpicos han servido de catalizador para el desarrollo de Rio de Janeiro. No creo que nadie esté en desacuerdo con que todas esas mejoras en infraestructuras eran necesarias y han creado miles y miles de puestos de trabajo”, evaluó Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional.
Pero para muchos cariocas pobres -un tercio de la población de seis millones vive en favelas- poco o nada ha cambiado. La endémica violencia continúa pese a la ocupación policial de varias de estas barriadas carenciadas. Un promedio de casi cinco cariocas tienen cada día una muerte violenta, a veces a manos de la policía, a veces de los narcotraficantes.
Río de Janeiro | AP
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