El niño participó del open internacional de natación paralímpica de Cali, donde nadó junto a medallistas olímpicos.
Oscar Julián: corazón de gigante y mentalidad de hierro

El 19 de marzo de este año, el santandereano Carlos Daniel Serrano fue el protagonista de un hecho histórico para el deporte adaptado en Colombia.
Ubicado en el carril número 4 de la piscina olímpica de la Unidad Deportiva Panamericana de Cali, Carlos Daniel nadó 100 metros en 1 minuto, 18 segundos y 77 milésimas, en la modalidad de pecho clase SB6, y se quedó con la medalla de oro en el segundo día de competencia, del Primer Open Internacional de Natación Paralímpica 2015.
El inmejorable tiempo del nadador de 16 años se convertía en nuevo récord mundial de la modalidad y, además, el santandereano acabaría siendo la figura del certamen colgándose cinco medallas de oro y dos de plata, e imponiendo dos récords Parapanamericanos y una marca mundial.
Sin embargo, este no sería el único hecho importante del open internacional, que contó con la presencia de los mejores exponentes de la natación paralímpica del país.
A un par de metros de Carlos Daniel Serrano, en el carril número 6 de la piscina, debutaba la menuda figura de Oscar Julián Peña, que temblaba de los nervios mientras reposaba en una silla de plástico esperando el llamado de los jueces para ubicarse en el partidor.
Mientras los demás nadadores realizaban movimientos precompetitivos calentando y estirando sus músculos para la competencia, Oscar Julián permanecía estático con su mirada en el suelo mientras jugueteaba con los dedos de sus pies.
Era un desconocido para casi la mayoría de competidores que se encuentran en prácticamente todos los eventos del calendario que programa anualmente el Comité Paralímpico Colombiano (CPC).
Lo único que iba a romper su férrea concentración sería el llamado del juez a los competidores por los altoparlantes del escenario.
Cuando le llegó la hora de saltar, situado casi en puntas de pies junto a otros seis nadadores que lo superaban en edad, experiencia, entrenamiento y, sobre todo, corpulencia física, Oscar Julián solo pensaba en salir pronto del agua una vez se sumergiera, y seguir al pie de la letra las indicaciones de la profesora Yolanda, que lo animaba desde el borde de la piscina disimulando un sentimiento de emoción que la desbordaba por el pecho y quería salir en forma de grito.
Clasificación a los juegos nacionales
En esa competencia no le fue muy bien. Todos los aplausos se los llevó el deportista santandereano que logró la marca mundial, pero Oscar Julián tendría su recompensa cuando llegara el momento de competir en su estilo favorito: espalda.
Junto con Oscar Julián, que ha vivido sus catorce años en el barrio Cristo Rey de Pamplona, la parte más alta del frío municipio, a Cali viajaron la profesora Yolanda García, principal responsable de que hoy Oscar sepa nadar, y los docentes Benito Contreras, Carmen Sarela Hernández, Amalia Villamizar Navarro y Carlos Rodolfo Torres, todos del departamento de Educación Física de la Universidad de Pamplona, con el único objetivo de lograr la clasificación de Oscar a los Juegos Paranacionales 2015.
Ya en la competencia, Oscar Julián nadó los 100 metros espalda en 3 minutos, 16 segundos y 90 milésimas, un tiempo que, aunque podría parecer largo; le bastó para clasificarse a las justas nacionales que se llevarán a cabo en noviembre de este año en Ibagué, convirtiéndose además en el único representante que tendrá la natación nortesantandereana en los Juegos Paranacionales.
Casi tres meses después de haber logrado la marca en el último clasificatorio a Juegos Paranacionales programado por el CPC, Oscar Julián Peña recuerda en la piscina de la Unipamplona cómo logró clasificar.
“Lo único que sé, es que hice todo lo que la profesora me pidió”, dice al tiempo que voltea a mirar a su tutora, y ambos, con la complicidad de que solo ellos dos saben lo que Oscar ha tenido que vivir para estar parado en el borde de esa piscina de Cali, sueltan una sonrisa que termina por describir todo.
Oscar Julián, a sus escasos 14 años, ha tenido que vivir en carne propia lo difícil que es ser aceptado en una sociedad que mira con burla a todo aquel que es diferente.
Hasta hace dos años sentía un pánico aterrador cada vez que se le cruzaba por la mente tener algún día que zambullirse en el agua.
Su condición de discapacidad lo acompaña desde el día de su nacimiento, casualmente el mismo día que tuvo el último contacto con su madre.
Pero por fortuna para Oscar, de su madre no heredaría la cobardía de enfrentarse a las adversidades. Todo lo contrario, acepto haber nacido sin sus miembros superiores con la misma valentía que se enfrentó por primera vez a una piscina.
Su delgada figura sorprende cuando dice su edad. Oscar no tiene el peso ni la estatura ideal para un joven de catorce años, en gran parte debido a una difícil situación a la que tuvo que enfrentarse hace tres años.
Oscar Julián quedó únicamente bajo el cuidado de sus dos abuelos paternos desde el día en que su papá fue puesto tras las rejas por problemas con la justicia.
Renunció a comer. No quería probar nada si su papá no estaba de vuelta.
Con el tiempo, y con la constante reflexión a la que se tiene que enfrentar para tratar de explicar muchas cosas en su vida, entendió el presente de su padre y decidió, una vez más, seguir adelante.
Tutora, amiga y mamá
Enseñar a nadar a Oscar no fue tarea sencilla. La profesora Yolanda García, que enseña técnica de natación en la Unipamplona, lo vio por primera vez cuando tenía 6 y fue con sus compañeros de clase a conocer la universidad.
“Lo primero que pensé cuando lo vi fue en qué haría él si se llegara a caer a una piscina o a un estanco. Sentí mucha necesidad de enseñarlo a nadar”, recordó la docente.
Yolanda le hizo la invitación a la abuela de Oscar Julián y este acudió a tres o cuatro clases nada más. No estaba muy entusiasmado, sentía mucho temor al entrar al agua y se incomodaba cuando debía quitarse la camisa.
“Era muy difícil porque no quería que los otros niños lo miraran. A veces no me dejaba quitarle la camisa y practicar así era casi imposible”, afirma Yolanda.
La profesora le perdió el rastro y volvió a encontrárselo hace cinco años caminando por el parque principal de Pamplona con sus abuelos. Volvió a insistirle y sucedió lo mismo, fue a un par de clases y no quiso regresar.
Hace un año y medio Yolanda decidió ir hasta la casa de Oscar Julián a convencerlo de una vez por todas de aprender a nadar y la respuesta la sorprendió.
“De inmediato me dijo que sí. Me recibió con mucha amabilidad y me dijo que quería aprender”, cuenta la tutora.
Hoy, Yolanda García es más que la profesora de natación para Oscar Julián. La confianza que se ganó enseñándolo a flotar en el agua se ve reflejada en cada entrenamiento, en cada gesto de ambos que con una mirada ya entienden qué pide el uno del otro.
En el open internacional de natación paralímpica de Cali Oscar Julián conoció grandes historias de vida. Nadó junto a medallistas olímpicos y campeones parapanamericanos, y todo le sirvió para seguir convenciéndose de que a cambio de sus brazos, la vida lo dotó con un corazón de gigante y una mentalidad de hierro.
*Jairo Andrés Navarro Camargo | jairo.navarro@laopinion.com.co
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