El ajedrecista salazareño Carlos Alberto Galvis Velandia estaba ilusionado.

El sueño que tanto había esperado de ir a competir al exterior, de representar  a Colombia, Norte de Santander y ondear la bandera roja y negra en la península itálica era un orgullo que le brotaba a flor de piel.

Galvis iba a participar por primera vez en su carrera en el Campeonato Mundial para aficionados que se disputará del 1 al 9 de abril en Spoleto, Italia.

El trebejista nortesantandereano, campeón departamental se había preparado durante ocho meses para asistir a este torneo.

Todo estaba listo,  pasaporte, pasajes, tablero bajo del brazo y la maleta cargada de ilusiones.

Lo que empezó como un sueño no dejó ser eso, más que sueño. El lunes en la noche mientras esperaba el vuelo que lo llevaría a Bogotá, para  hacer conexión, Bogotá-Madrid y Madrid-Roma, el mal tiempo le hizo una mala jugada y lo puso en jaque pues tenía que estar en el aeropuerto El Dorado a las 10:00 de la noche, hora en que partía el vuelo hacia Europa, lamentablemente las condiciones climáticas impidieron que Carlos llegara a tiempo.

Esperó hasta las 2:00 de la madrugada para ver si lograba en la mañana de ayer  y lograr embarcarse rápido en el primer vuelo, más no fue así.

“Con mucho guayabo por no haber podido viajar, el vuelo de Bogotá salía a las 10:00 de la noche y de Cúcuta partió a las 2:00 de madrugada, imposible. Fueron muchas horas de entrenamiento para algo que había soñado siempre, esperemos que en otra oportunidad se den las cosas”, dijo Galvis, ingeniero en producción animal.

Para este viaje Carlos no solo invirtió tiempo de su trabajo sino plata de su bolsillo, tuvo que meterse la mano al dril y sacar $10 millones para hacer posible su sueño que se vio frustrado por cosas de la naturaleza.

Carlos Galvis dice que de todas maneras más adelante espera hacer ese viaje a Europa de turista para conocer otra cultura, otro mundo.

“Este era un torneo categoría Sub-2000 (en ELO, para aficionados), que se llevará a cabo en Spoleto esta semana y tenía la esperanza de hacer una buena actuación, estar entre los cinco primeros, pero no se dio por circunstancias ajenas a uno, explicó el ajedrecista.

Galvis recalcó que por estar entre los mejores escalafonados de Colombia con un ELO de  1978 le permitía participar en el campeonato.

Acerca de lo que significaba ir al Mundial de Spoleto, manifestó que “es un sueño que quiero cumplir, ser campeón del mundo, abrirme paso en torneos internacionales y de ahí en adelante participar en los que vengan. Carlos Galvis juega ajedrez desde temprana, inculcado por su papá un ingeniero mecánico que le enseñó a ser disciplinado, juicioso en el estudio y en la vida. No obstante, la idea de ir a jugar un mundial le deja una espina entre pecho y espalda que espera algún día poder cumplir. Por ahora seguirá impartiendo sus enseñanzas a niños y jóvenes y pendiente de su empresa porcícola  el Puerquito Valiente, porque esta primera partida se la ganó San Pedro.