Hablar de gimnasia es hablar de Norte de Santander. Y eso se reafirma en cada competencia en la que hacen su aparición los deportistas rojinegros. Esta vez fue en la tercera parada del Campeonato Nacional Abierto de Gimnasia Rítmica, realizada el fin de semana en Bogotá.

17 niñas de la categoría niveles Usag (desde los 7 a los 14 años) viajaron desde la Perla del Norte hasta la capital para reafirmar el gran nivel por el que atraviesan.

Luego de tres días de competencia (viernes, sábado y domingo) la delegación rojinegra logró una cosecha de 39 medallas. 5 metales dorados, 15 plateados y 19 bronceados se convirtieron en una importante pesca para estas niñas, que llevan un proceso de cinco años preparándose. 

Dura competencia

Las niñas, que son entrenadas por Leidy Manrique Ceballos, Giovanny Quintero y Carolina Vélez, y hacen parte de la Liga Nortesantandereana de gimnasia rítmica y del club Giovanny Quintero, se tuvieron que enfrentar a las delegaciones de Antioquia, Valle, Bogotá, Boyacá, Tolima, Risaralda y Quindío. 

Fueron más de 300 participantes luchando por ganar puntos en un ranquin que, a final de año, dará cupos a competencias internacionales. 

La última y definitiva parada será en Sogamoso.

Fueron 39 medallas, pero el trabajo que hay detrás de esos metales es incalculable. 

Han sido cinco años tratando de encontrar un lugar entre los deportes más convencionales, incluso entre la misma gimnasia y sus múltiples modalidades. Hoy por hoy siguen tomando fuerza y cuentan con el apoyo de reconocidas empresas como Mussi, Unicentro, Ventura Plaza, Comfaoriente y la Gobernación de Norte de Santander. 

La clave de la victoria

Una vez terminada la competencia, el grupo, que se entrena en el coliseo menor Eustorgio Colmenares Baptista, ya tiene la mira en su última parada nacional y en los Juegos Nacionales del próximo año, en Cartagena. 

Es por eso que la entrenadora Leidy Manrique hizo su análisis sobre el buen nivel de sus pupilas.  Para ella son dos las claves. La primera es el trabajo organizado; es decir, que tanto padres, como entrenadores y atletas lleven un proceso en comunión. 

“Realmente ha sido el trabajo fuerte con los papás, porque necesitamos que ellos trabajen con nosotros para lograr los resultados. Si no trabajamos juntos no somos nada”, declaró. 

La segunda clave es el empezar a entrenar a las deportistas desde temprana edad. 

“Esto es un deporte de edad temprana. Desde los dos años hay que empezar a trabajar la motricidad, y aquí lo hacemos así”, argumentó.