El deporte adaptado se ha convertido en un cambio de vida para las personas con alguna condición de discapacidad.
María Alejandra, la niña encantadora del patinaje
El ser humano, por naturaleza, tiende a superarse, quiere ser alguien en la vida, en cualquier actividad o profesión, independiente de su condición social sicológica y física.
En un alto porcentaje consiguen esos objetivos con el apoyo de la familia.
En el mundo existen personas que nacen con una enfermedad o presentan alguna tipo de limitación o discapacidad, pero eso nos los hace menos que los demás mortales porque, también, sienten, lloran, ríen, juegan, se divierten, estudian hacen deporte y, sobre todo, quieren salir adelante para seguir siendo felices.
Con la creación del Comité Paralímpico Internacional (CPI) nacieron los Juegos Paralímpicos y con ellos se abrieron las puertas a muchos jóvenes para explotar sus capacidades como atletas.
No obstante, no todos alcanzan a llegar a ese culmen, pero logran mejorar su calidad de vida, tener un mejor bienestar social y ser un ejemplo de vida.
María Alejandra Torres Omaña es una niña de 16 años, con síndrome de Down, que cursa sexto grado en el colegio Calasanz, institución en la que tuvo que superar varias pruebas y obtener el aval para ser aceptada como alumna en un colegio regular y con su esfuerzo ha respondido a las expectativas creadas.
Paralelo a sus estudios, desde hace tres años toma clases de piano, una vez por semana, y entrena patinaje con el técnico José Enrique Hurtado, conocido como ‘Cheo’, en el patinadero Enrique Lara Hernández.
Además, forma parte del comité de pastoral del Calasanz.
Sus padres buscaron que ‘Maleja’ practicara algún deporte por su condición física y vieron en el patinaje la mejor opción.
Con un año en esta disciplina, es la primera patinadora de deporte adaptado que tiene la liga nortesantandereana en la parte recreativa.
En tan corto tiempo se ha destacado en las pruebas y en cada competencia, por su esfuerzo y tesón, es premiada y felicitada.
“El patinaje me ha ayudado mucho a superarme, gracias al profesor ‘Cheo’ he avanzado mucho, he conocido personas y es mi segunda familia”, dice María Alejandra, con tono angelical.
Montada sobre sus patines rodando por la pista de ruta del Teódulo Gélvez, ‘Maleja’ Torres no se cambia por nadie. Se siente toda una campeona. Alegre y vivaz se ilusiona con competir fuera de su natal Cúcuta para mostrar su destreza, habilidad y dominio en los patines en línea como toda una experta.
“En mis sueños me veo compitiendo en Bucaramanga, Bogotá y otras ciudades, porque sé que puedo y nunca he dejado de venir a entrenar porque me gusta este deporte, ha sido una experiencia importante para mí”.
Proceso inesperado
Para el profe ‘Cheo’, director del club Megapatín, quien ha trabajado anteriormente con personas con alguna condición de discapacidad, fue una especie de reto.
Recuerda que cuando la vio por primera vez el más sorprendido fue él.
“En ese momento me sentí sorprendido, pero supe darle al manejo requerido porque para estar en el grupo debía ser una persona normal, e igual a todos (...) para los otros niños era algo curioso, pero María Alejandra es la niña más normal del mundo”, afirma el entrenador.
Indica que pese a su motricidad cognitiva intelectual, es una niña que asume riesgos como cualquier niño que busca experimentar alguna sensación en el deporte.
“El proceso con María Alejandra es el mismo que se hace con los demás niños. Es una formación en el cual ella, sin ninguna limitación, ha venido desarrollando con todos los del grupo”.
El entrenador explica que ‘Maleja’ atiende bien cada indicación que le hace en el entrenamiento con tranquilidad.
“Fácilmente ella entiende lo que uno le dice, ejecuta los movimientos coordinados”.
Dice que María Alejandra se ha convertido en un referente para los demás, pero sobre todo porque ella disfruta todo lo que hace.
En un mundo de ganadores
Fabiola, hermana mayor de María, explica que buscaron “el patinaje como una opción para darle a ella la oportunidad estar vinculada a algún deporte, porque le permite manejar su motricidad, tener una buena condición física y mantenerse ocupada, ejercitándose, porque la salud física y mental de María es muy importante”.
Recuerda que al principio a su hermana le dio susto, pero con el pasar de los días superó ese miedo y, hoy, corre segura y alegre por la pista del patinadero.
“María es una niña muy dedicada, disciplinada y capaz en todo lo que hace y se propone. No se le ha dificultado ningún reto que le hemos puesto”, resalta Fabiola.
De acuerdo a lo expuesto por Fabiola, lo más importante, es que María nunca se indispone cuando tiene que entrenar y, mucho menos, cuando compite. ‘Maleja’, quien disfruta con deleite la lasaña, así llegue de última a la meta siente que es la primera en todo, dando un ejemplo de vida y superación.
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