Robert Farah se había preparado intensamente para afrontar junto a su amigo y compañero Juan Sebastián Cabal, la difícil defensa de su posición de privilegio como la mejor dupla del planeta.

Con los ojos de la élite del tenis puestos en ellos y con el reto olímpico aguardando por ambos, la temporada asomaba inolvidable.

Pero ahora, Robert tendrá que prepararse para defender su nombre, su carrera y demostrar que jamás acudió a una sustancia prohibida para mejorar su desempeño.

Hacerlo requerirá de tiempo y un amplio equipo capaz de llevar la investigación pertinente que demuestre su inocencia.

Lo primero para Farah será solicitar la apertura de la muestra B, realizada al mismo tiempo que la toma por la cual la ITF lo sancionó provisionalmente por arrojar un resultado analítico adverso por presencia de boldenona (ver recuadro).

Aproximadamente en una semana, deberá conocerse el resultado que arroja esa muestra. Si coincide con el hallazgo inicial, la Agencia Mundial Antidojape –AMA– deberá notificar a la ITF –Federación Internacional de Tenis– para que esta proceda a abrir proceso disciplinario al deportista y sancionar de acuerdo con el reglamento que rige al tenis profesional.

Que ocurra esto es lo más común. Por eso, es en la etapa de descargos que permite la ITF, cuando Farah y su equipo jurídico deberán presentar las pruebas que lo absuelvan.

¿Cuáles pruebas?

Robert Farah pretende demostrar que la presencia de boldenona en su cuerpo se debió al consumo de carne contaminada con dicha sustancia.

Andrés Charria, abogado deportivo y defensor de María Luisa Calle en su caso contra el Comité Olímpico Internacional por presunto dopaje, cree que recopilar un buen cúmulo de pruebas que respalden el argumento del tenista es viable, pero complejo. Además se debe hacer en tiempo récord.

“Revelar facturas de donde compró la carne y de esta forma hacerle seguimiento al producto de dicho establecimiento, apoyarse en material fotográfico que demuestre la ingesta de carne en una fecha cercana a la toma de la muestra. Es decir, hay elementos de los cuales valerse para la defensa, lo que pasa es que bajo la política antidopaje del deporte mundial, el atleta siempre tiene las de perder. Está desprotegido”, señala a EL COLOMBIANO.

Charria basa esta última afirmación en el hecho de que la AMA no contempla matices y circunstancias (como que el consumo accidental de sustancias o el uso por temas medicionales), sino que se basa en las sustancias que tiene prohibidas por evidencia científica de incidencia de estas en el rendimiento deportivo.

Para Manuel Darío Quintana, médico colombiano que trabaja para el deporte universitario estadounidense –NCAA– las mismas características de la boldenona puede ayudar al tenista en su búsqueda de demostrar que no acudió al uso de esta para mejorar su rendimiento.

“Dada la naturaleza del tenis no es muy usual elegir boldenona para doparse. Sería más factible que quien busca tener una mejoría en este deporte por dicha vía (dopaje) lo hiciera con sustancias que se enfocan más en mejorar la respuesta cardiovascular y/o la recuperación física”, explica Quintana a este medio.

Para el especialista, aunque esto no exoneraría al tenista de una sanción, sí puede matizar la determinación que tome la ITF. “Es fácilmente demostrable que no recibió beneficios en su rendimiento deportivo por la presencia de esta sustancia”, recalca.

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Sanciones y antecedentes

El argentino Juan Ignacio Chela fue suspendido tres meses en abril de 2000 y multado con 8.500 dólares por arrojar positivo en metiltestosterona (agente anabolizante que se encuentra en el mismo listado de prohibición que la boldenona).

Más drástico fue el caso del también argentino Mariano Puerta, quien en víspera de un juego por Roland Garros ante Rafael Nadal fue suspendido por positivo en su orina de etilefrina, sustancia que ingresó a su cuerpo por tomar accidentalmente agua de un vaso que había usado su esposa, quien tomó este medicamento para aliviar sus cólicos menstruales.

La misma ITF constató que su ingesta fue accidental y la concentración de esta sustancia era tan baja que no podía incidir en el desempeño del argentino. Sin embargo, en el pasado Puerta había arrojado positivo en otros agentes prohibidos y por lo tanto lo sancionó con ocho años de inactividad. Luego la redujo a dos.

En 2009, el francés Richard Gasquet (quien llegó a ser séptimo del mundo) dio positivo en un control en medio del Masters de Miami.

El campeón de 17 títulos ATP tenía rastros de cocaína en su organismo. En este caso, tanto la ITF como la AMA acudieron al TAS en busca de una sanción de dos años. Sin embargo, el francés logró convencer al máximo tribunal deportivo que el positivo fue a causa de un beso que le dio a una mujer en una discoteca y quien había estado consumiendo cocaína. Este proceso duró cinco meses.

En medio del difícil panorama que tiene Farah para demostrar su inocencia, el antecedente de que la ITF sopesa con rigor las pruebas presentadas en los descargos, es un hecho alentador para el deportista y su círculo cercano.

Eso sí, para superar esta prueba que le puso la vida, como dijo ayer Patrick Farah, padre del atleta, será inevitable pasar varios meses exiliado de las canchas.

Según especialistas, serían mínimo cuatro meses. Y eso, en el mejor de los casos.

Al final del proceso, Farah podría recibir desde una multa sin suspensión, hasta una inhabilidad de dos a cuatro años. Si demuestra su argumento, habrá ganado, según lo dijo él mismo, la más dura de sus batallas en el deporte.