La Fifa y la Iaaf tienen las mismas siglas con orden diferente. Las similitudes no terminan ahí. Ambas han estado inmersas en la mayor crisis, con fondo de corrupción, de instituciones federativas en la historia del deporte.

Una es la federación internacional de fútbol, el deporte rey, la otra rige el atletismo, considerado el rey de los deportes y auténtico emblema de los Juegos Olímpicos.

Cuando a ambas las sacude un tsunami como el de 2015, tiemblan todos los cimientos del deporte mundial.

Desde que en la madrugada del 27 de mayo, la policía suiza entró en un hotel de lujo de Zúrich y detuvo a siete dirigentes de la Fifa, por pedido de las autoridades estadounidenses, el fútbol tomó otra cara.

La poderosa federación internacional de fútbol, la misma que tiene un presupuesto anual superior a la mayoría de las naciones del mundo, dejaba de ser intocable. Nueve cargos de la Fifa y cinco empresarios relacionados con el fútbol eran imputados por el Departamento de Justicia norteamericano por sobornos y comisiones de hasta 150 millones de dólares, desde 1990.

Era el pistoletazo de salida a una crisis de grandes dimensiones, cuyo primer bombazo llegó seis días después de aquellas detenciones con la dimisión del presidente de la Fifa, Joseph Blatter, apenas 48 horas después de haber sido reelegido.

La justicia suiza afirmaría después tener 81 casos sospechosos de blanqueo de dinero confirmados por los bancos en la investigación por la atribución de los Mundiales de Rusia 2018 y Catar 2022.

Hasta el mítico jugador alemán Franz Beckenbauer, presidente del comité de candidatura para el Mundial de 2006 se vio salpicado por dudas en las formas de actuar antes de la atribución del torneo a Alemania.
    
Al límite

“¿Cuáles son los límites? No había una comisión de ética, podíamos contactar directamente con los miembros del Comité Ejecutivo de la Fifa. Siempre íbamos al límite. Eran otros tiempos”, remarcó el ‘Kaiser’.

En septiembre de 2015, la propia justicia suiza anunció un procedimiento penal contra Joseph Blatter por “sospecha de gestión desleal y abuso de confianza”.

Las autoridades helvéticas también acusaron a Blatter de un pago a Michel Platiní de dos millones de francos suizos (1,8 millones de euros) en febrero de 2011.

En octubre, la Comisión de Ética de la Fifa decidió suspender 90 días a Blatter, Platini y Jerome Valcke, antiguo secretario general de la organización en relación con ese pago del que no encontraban acuerdo escrito.

Platini, que en mayo, tras las detenciones, pidió a Blatter que se retirara y cuando lo hizo presentó su candidatura a la sucesión del suizo, está en una situación delicada.

Cuando estalló el escándalo, parecía que iba a salir beneficiado en su ambición de presidir la Fifa.

Ahora, su imagen ha quedado dañada. Solo un vuelco importante en el caso, con documentos que neutralicen cualquier duda le devolvería a la posición inicial.

El asunto ha tenido una gran incidencia en el fútbol latinoamericano, con la detención del costarricense Eduardo Li, el nicaragüense Julio Rocha, el uruguayo Eugenio Figueredo, el venezolano Rafael Esquivel, los paraguayos Nicolás Leoz y Juan Ángel Napout, el hondureño Alfredo Hawit, el boliviano Carlos Alberto Chávez y el brasileño José María Marín, entre otros.

Se espera que con las elecciones al presidente de la Fifa el 26 de febrero, una nueva era empiece para el organismo.
    
Crisis del atletismo

(El atletismo también vio manchada su imagen internacional, luego de que el expresidente  de Federación Internacional de Atletismo (Iaaf), Lamine Diack (izquierda), aceptara haber participado en casos de dopaje en favor de varios corredores rusos.)
       
A la crisis de la Fifa, con el suizo Sepp Blatter, de 79 años y en el puesto desde 1998, en posición difícil, le sucedió la de la Iaaf, después de que el patrón del organismo, el senegalés Lamine Diack, de 82 años, dejara en agosto un cargo que ocupaba desde 1999, siendo sustituido por el británico Sebastián Coe.

La crisis en la Iaaf se inició cuando Diack fue detenido en noviembre e imputado por la justicia francesa por corrupción, acusado de cobrar sobornos para encubrir casos de dopaje, principalmente en Rusia.

Una comisión de investigación independiente ordenada por la AMA publicó a principios de noviembre un informe que habla de un dopaje organizado en el atletismo ruso.

Poco después, la Iaaf suspendió a Rusia de toda competición, abriendo la puerta a una posible ausencia de sus atletas de los próximos Juegos Olímpicos de Rio, en menos de nueve meses.

Por otra parte, en abril de 2015, la ciudad estadounidense de Eugene (Oregón) fue designada para organizar los Mundiales de 2021, sin que el proceso habitual fuese respetado, porque Gotemburgo, en Suecia, también había mostrado su interés por el certamen.

La justicia francesa abrió el primero de diciembre una investigación preliminar sobre las condiciones de atribución del Mundial a la ciudad estadounidense.

A finales de noviembre, la BBC reveló la existencia de un correo electrónico en el que se daba a entender que el nuevo presidente de la Iaaf, Sebastián Coe, embajador remunerado de Nike, habría ejercido presiones para que Eugene lograra la sede del Mundial-2021, en un proceso acelerado que perjudicó a Gotemburgo. Ante esas informaciones, Coe decidió poner fin a su relación laboral con Nike.

El mundo del fútbol y del atletismo, así como el deporte en general, tienen una ardua tarea en 2016 para recuperar mucha de la credibilidad perdida.

París | AFP