Roger Federer regresó de una ausencia de seis meses para derrotar ayer al austriaco de 35 años Jurgen Melzer justo antes de la medianoche del primer día de actividades del Abierto de Australia, en lo que el suizo consideró algo parecido a volver a casa.

Por su parte, la puertorriqueña campeona olímpica Mónica Puig no perdió tiempo para llevarse su primera victoria de 2017, luego de un comienzo de año que parecía poco auspicioso.

Federer, 17 veces ganador de un torneo major, no había jugado a nivel gira desde Wimbledon para dar tiempo de sanar a su rodilla izquierda.

Ayer se apuntó 19 aces y sólo cometió una doble falta en una victoria de 7-5, 3-6, 6-2, 6-2 sobre Melzer, pero perdió el servicio en tres ocasiones y pasó momentos de frustración.

“Es bueno jugar tenis normal de nuevo”, afirmó. “Ha sido un largo camino (pero) estoy de regreso en el sorteo, lo cual es grandioso”.

Federer ha ganado cuatro títulos del Abierto de Australia y avanzó al menos a semifinales en 12 de los últimos 13 años, lo que lo hizo sentirse como en casa en la Arena Rod Laver.

El suizo enfrentará a otro rival que llega de la clasificación en segunda ronda cuando se mida al joven estadounidense Noah Rubin, quien venció a su compatriota Bjorn Fratangelo.

Muchos jugadores entre los primeros lugares del escalafón mundial descubrieron que las primeras rondas nunca son fáciles, entre ellos la campeona defensora y número uno del mundo Angelique Kerber y Stan Wawrinka, campeón del Abierto de Estados Unidos.

Kerber, vigente campeona del torneo y que debuta como primera preclasificada en un major, vivió momentos de tensión antes de eliminar a la ucraniana Lesia Tsurenko. 

Kerber ganó aquí su primer título de Grand Slam el año pasado, sorprendiendo a Serena Williams.

Wawrinka, que también alzó su primer trofeo de Grand Slam en Australia en 2014, se vio en problemas en el primer partido en la Arena Margaret Court, antes de eliminar al eslovaco Martin Klizan, 35 del ranquin.