Fue goleadora. Jugó de delantera o volante creativa en el equipo del colegio Nueva Granada de Bogotá y luego en el Trinity College de la Universidad de Hartford, en Connecticut (Estados Unidos) pero su pasión por el squash fue más grande y ahora está cerca de competir en sus segundos Juegos Mundiales de Polonia.

La bogotana Catalina Peláez es la mejor exponente del squash femenino colombiano en la actualidad, es 69 del mundo en el circuito PSA, y por eso viajará a Polonia para competir junto con Miguel Ángel Rodríguez como los únicos representantes de este deporte por nuestro país en los X World Games Wroclaw-2017.

Con 25 años de edad, Catalina todavía juega fútbol, es la segunda de sus tres pasiones, porque primero está el squash y tercero la fotografía. El fútbol siempre le coqueteó, fue figura en su colegio, llegó a un nivel más alto en una temporada universitaria de Estados Unidos y hasta lo practicó en Sudáfrica, jugando para el equipo de la Universidad de Ciudad del Cabo, pero el squash siempre estuvo primero.

Hija de Armando Peláez y Ana Lucía Casasfranco, Catalina conoció el squash cuando tenía nueve años en el Club Los Arrayanes, donde había dos canchas y las vio con su hermano Daniel y dos amigos, con quienes empezó a practicar buscando un poco más de acción, pues en ese momento el golf y la equitación no la llenaban por completo, aunque el fútbol sí.

El fútbol siempre estuvo ahí, pero el squash le ofreció nuevas cosas. En el colegio también integró los equipos de voleibol y baloncesto, hasta la escalada la motivó un tiempo, pero el squash y el fútbol eran la inspiración especial para desplegar su talento y para tomar sus mejores fotografías, la otra pasión que desde niña la ha tenido consigo.

Por el squash, se pasó de Los Arrayanes al club El Nogal, donde había más canchas, por eso tomó clases más seguidas y empezó a ir todos los días, así fuera a ‘raquetear’ sola. Así comenzó el gusto, con torneos del club, luego municipales, departamentales, nacionales, profesionales y ahora los Juegos Mundiales, que para el squash es como si fueran unos Juegos Olímpicos.

En El Nogal también jugó bolos, tiro deportivo y arquería, pero “el squash me gustó más porque es muy rápido, es más activo, como el fútbol, que fueron los dos deportes que más practiqué, pero en la medida que pasó el tiempo, el squash me ofreció más, porque pude salir del país a competir, conocí otras culturas y aprendí muchas cosas en cada torneo, por eso le cogí mucho cariño al squash”, reconoce Catalina.

Nació el mismo año de James Rodríguez y Mariana Pajón, nació para el deporte, por eso lo intentó por varias disciplinas hasta quedarse con el squash, todo gracias a que “nací en una familia deportiva, especialmente por los lados de mi mamá, tengo varios tíos que jugaron voleibol en alto rendimiento, una tía fue Selección Colombia, y desde niña siempre en las fincas las actividades eran deportivas, creo que todo eso influyó”, cuenta Catalina.

El alto rendimiento

Pero como el talento para el squash le ofreció viajes, selecciones Bogotá y Colombia, por eso se quedó con la raqueta y la bola de goma, implementos con los que empezó a escribir una exitosa historia, sobre todo desde sus primeros Juegos Nacionales, los de Bogotá-2004, en los que con 13 años de edad fue la cuarta raqueta del equipo capitalino.

Siendo una niña, en individuales perdió en primera ronda, pero ganó oro en dobles y por equipos. Fue por eso que con 13 años de edad se presentó como una nueva figura del squash colombiano, logros que repetiría en cada evento nacional y en cada cita de Juegos cada cuatro años.

En la cita de Cali-2008, ya con 17 años, ganó medalla de plata en individual y defendió con éxito los oros en dobles y equipos, para llegar al más alto nivel en las justas de Popayán-2012, donde se colgó los tres oros (individual, dobles y equipos), a pesar de llegar lesionada de la rodilla de un intercambio universitario que vivió en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, desde donde tuvo que viajar en silla de ruedas.

Sí, estudió en Sudáfrica, porque paralelo al deporte se dedicó al colegio y luego a la universidad. Cursó hasta el grado 12 en el Colegio Nueva Granada, de donde salió para los Estados Unidos a iniciar la carrera profesional de artes en el Trinity College de la Universidad de Hartford, en Connecticut, Estados Unidos, donde jugó fútbol y squash.

La conexión con la Universidad de Hartford se dio porque en la etapa de colegio viajó varias veces a jugar dos torneos de squash en Norteamérica, el Canadian Júnior Open y el US Júnior Open, y a esos torneos van muchos entrenadores de varias universidades y desde niña le hablaron de varias instituciones de Estados Unidos y así comenzó esa nueva etapa.

En la Universidad de Hartford estudió artes, con especialización en fotografía, así como énfasis en arquitectura y lengua italiana, pero también estuvo un semestre de intercambio en Sudáfrica, donde también jugó con el equipo de fútbol en la Universidad de Ciudad de Cabo.

Porque el fútbol siempre estuvo presente, de hecho la primera pretemporada de squash en la Universidad de Hartford, la hizo actuando para el equipo de fútbol, pero allí el nivel era más alto que en el Colegio de Colombia, por eso se enfocó en su deporte, en el squash, admitiendo que en fútbol “me iba muy bien en el colegio, pero en Estados Unidos ya fue un poco más difícil porque el nivel es mucho más alto, siendo una experiencia muy chévere”.

“Todavía me gusta mucho (el fútbol), pero hubo un momento en el que decidí que squash era mi prioridad y me gustaba un poquito más, porque en el fútbol no miré más allá del equipo del colegio o la universidad, en cambio en squash desde niña fui Selección Colombia, eso me motivó mucho, pero el fútbol siempre estuvo al lado, cuando puedo juego, pero me abstengo por ser deporte de contacto y puede causar lesiones”, comenta Catalina.

Y es que en el squash llegó rápido a la Selección Colombia, teniendo el primer viaje a los 13 años de edad, para un Panamericano en Chile, siendo subcampeona y con 14 asistió a un Suramericano en Mar del Plata, con medallas de plata en la categoría juvenil. En categoría mayores debutó por Ciclo Olímpico en los Juegos Bolivarianos 2005 en Armenia, donde “era la más chiquita del equipo, por eso era raqueta cuatro, pero nos fue bien, porque ganamos oro en dobles y oro en equipos”, recuerda.

Y rápidamente también ingresó al circuito profesional de squash, el PSA, que es equivalente al WTA del tenis o al LPGA del golf, pues con 14 años la invitaron a jugar un torneo en Ecuador, por eso aprovechó para hacer la inscripción respectiva y emprender el camino profesional, siendo todavía infantil.

“Esos primeros años no jugué tantos torneos, pero ya desde noveno en el colegio empecé a viajar más, mi escalafón más alto ha sido 56 y ahora estoy de 69, la idea es tener este año igual o mejor que el 56, porque estos dos últimos años he subido y bajado mucho por lesiones”, admite la bogotana, que el próximo sábado viajará a Polonia para jugar sus segundos Juegos Mundiales, los Olímpicos de su deporte. En Cali hace cuatro años ganó un partido y perdió en segunda fase.

En la actualidad vive en Richmond, Virginia, donde da clases y juega squash desde hace dos años, pero ahora “quiero dejar las clases y enfocarme en mí, en jugar el PSA, porque dar clases lo puedo hacer después”, reveló Catalina, quien cuando fue 56 del mundo, se dio gracias al subtítulo del torneo profesional PSA de El Nogal en Bogotá, certamen de la categoría 15.000 dólares.

Con esa rica trayectoria deportiva, que suma medallas de Ciclo Olímpico en Juegos Suramericanos, Centroamericanos y Panamericanos, la idea de Catalina en los Juegos Mundiales de Polonia es cumplir la misma labor que en Cali hace cuatro años: Ganar un partido, porque “los Juegos son duros, me toca contra una jugadora de Letonia, no es siembra, creo por el escalafón PSA, por eso mi expectativa es ganar ese primer partido”.

Pero sus sueños no terminarán en los World Games, pues a corto plazo le apunta a ganar un torneo del circuito PSA, así sea de categoría 5.000 dólares, pues quiere prepararse para conquistar una medalla individual en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019 y en el camino desea estar entre las jugadoras top profesionales del PSA Tour.

Ella es Catalina Peláez Casasfranco, la mejor squashista de Colombia en la actualidad, quien además del deporte, sueña con desarrollar proyectos de fotografía, pero por ahora su prioridad es el squash, en el que lleva 18 años de actividad y todavía tiene un largo camino por recorrer, pero con la cita inmediata la próxima semana en los X World Games Wroclaw-2017.