Lo más divertido es saber que estamos cuidando el medio ambiente y que con nuestras acciones, en el futuro, no vamos a vivir en un basurero, como lo vemos en las películas y como pasa en otras partes del mundo.

Las palabras, cargadas de sentimiento y acompañadas de una tímida sonrisa, son de Nikol Tatiana Escalante Palomino, de 11 años y estudiante de quinto de primaria del colegio municipal del barrio Aeropuerto.

La pequeña, cuando habla de los semilleros infantiles ambientales, se emociona y con sencillez afirma que es la presidenta del proyecto, que en su colegio se ejecuta desde hace más de cinco años.

Los semilleros infantiles ambientales son una iniciativa de Corponor que busca la formación de líderes, desde los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (Proceda).

Para ello se desarrollan actividades de sensibilización y se involucra a los niños como protagonistas del proyecto, donde adquieren roles y reflexionan sobre las problemáticas ambientales.

En Cúcuta hay 17 semilleros en los que participan todos los estudiantes de primaria. A medida que avanza la sensibilización por parte de Corponor, los niños eligen una junta ambiental, como la que preside Nikol Tatiana en el colegio del barrio Aeropuerto.

De esa forma los niños aprenden la importancia de cuidar la Tierra y se convierten en multiplicadores de buenas prácticas ambientales, pues como lo afirma el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo López, las nuevas generaciones tienen conciencia y respeto por los recursos naturales, como no ocurría en otras épocas.

“Con la asesoría de la profesora Belsy Peñaloza Suescún hemos trabajado por embellecer el colegio. Nos centramos en el tema de las basuras y desde el semillero lideramos campañas para que en el colegio los niños no tiren papeles y se recicle”, dijo Nikol Tatiana.

Otro de los líderes de este semillero es Einer Andrés García Capacho, de 12 años. Él, cuenta que producto de recolectar plásticos han reunido recursos para el semillero.

“En Corponor nos donaron los materiales para los uniformes y nuestros papás los confeccionaron. Hicimos un letrero para motivar la cultura del reciclaje que dice: el futuro depende de nosotros, cuidemos el presente, recicla conmigo”.

Einer Andrés cuenta que al principio los compañeros no les prestaban atención, pero ahora hasta los más indisciplinados del colegio les ayudan a mantener la institución limpia.

“Hemos aprendido a no desperdiciar el agua, que se debe ahorrar energía y que la misión de conservar el ambiente no solo es en la escuela sino en todas partes. Por eso, a nuestros familiares y a los líderes del barrio, les decimos que con prácticas sencillas como no demorarse más de dos minutos bañándose, cerrando las llaves, no arrojando basuras a las calles y desconectando los cargadores de celulares cuando no se usan, se contribuye demasiado a la salud del planeta”.

La docente Peñaloza argumenta que el principal logro es el apoyo de los padres, quienes asisten al colegio a las actividades ambientales por voluntad.

Huerta escolar

En el CDI Aurora de Colores de la ciudadela de Juan Atalaya, funciona otro de los semilleros infantiles ambientales. En la institución se han centrado en promover en los niños el respeto por las plantas y por ello tienen una huerta escolar.

De acuerdo con la trabajadora social Laura Galvis, el semillero tiene tres años y se ha convertido en el espacio ideal para que los niños compartan con sus padres y docentes.

“Corponor nos ha brindado la asesoría y apoyó el montaje del proyecto, que ahora es liderado por los niños. Ellos mismos propusieron una caminata y han adquirido liderazgo ambiental”.

Las docentes encargadas de la huerta son Martha Barón y Luz Albani Machado. Ellas cuentan que los menores se distribuyen tareas diarias, tales como el riego y hacerles recorridos a otros estudiantes por la huerta para motivarlos a cuidar las plantas.

A la par, los niños han aprendido a crear artesanías e instrumentos musicales como maracas y flautas a partir de totumo y guadua.

“Para los niños el tesoro más grande es el planeta y se convirtieron en sus guardianes”, agregó Yaneth Lozano, docente.