Ella, creció a las afueras de Bogotá viendo como un bello bosque se convertía en urbe paulatinamente. Por ello, afirma que uno de sus valores es el ahorro, no solo de dinero sino de tiempo, de espacio y recursos naturales.

De sus padres, Natalia Laverde Bohórquez, también adquirió el amor por los libros y el conocimiento.

Es comunicadora social, especialista en comunicación organizacional y magister en antropología.

En su quehacer profesional la fotografía mueve su esencia y por ello la cámara es su herramienta para unir y construir memoria con organizaciones y comunidades.

Natalia, compartirá hoy desde las 5 de la tarde en la biblioteca pública Julio Pérez Ferrero su experiencia en este campo. Invitada por el programa cultural ‘El cinco a las cinco’, dictará la conferencia ‘La historia de la fotografía y la fotografía en la historia’.

En entrevista con La Opinión, Natalia habló de su vida, de su visión de la fotografía y de sus proyectos.

¿Anécdotas curiosas relacionadas con la fotografía?
Me emociona hacer fotos de tormentas eléctricas. Recuerdo que la primera vez que tomé un rayo fue enfrente de mi casa con una Pentax K1000 y un lente de 50 mm. La foto quedó movida, pero sentía que le había ganado la batalla a la naturaleza y a la fotografía.Que inocente.
 
¿Cómo aparece la fotografía en su vida?
Siempre estuvo conmigo. Tal vez cuando mi mamá hizo el primer álbum de la familia en donde recogía toda nuestra historia. Podía ver como habían sido mis abuelos y papás de jóvenes y los lugares que habían habitado. Me llamaba mucho la atención no solo el hecho de tomar una fotografía sino lo que ella significaba para nosotros, creo que eso me animó a contar historias. Ese álbum fue una de las primeras historias de la vida real que mi mamá me contó y se sigue construyendo.
 
¿Cómo concibe la fotografía?
Es una herramienta que puede ser tan técnica como uno quiera. No soy una fotógrafa técnica, creo que perdería la gracia si un día me encontrara preocupada por lo último que ha salido al mercado. Para mí es una práctica de meditación, de entrar en contacto con el otro y de encontrarme en él, aunque ese otro sea un humano no humano, como dicen los antropólogos.

¿Las imágenes que más ha disfrutado trabajar?
Siempre me han preguntado por qué no incluyo muchas personas en mis fotografías -a excepción de los retratos que hago en estudio o por encargo-, o por lo menos no tan explícitamente en series artísticas. Para mí el ser humano está ahí, viendo la imagen o dentro de ella de manera tácita, siempre dejamos rastros y ellos son visibles para el ojo sensible. He disfrutado todo lo hecho, pero me divertí demasiado haciendo la serie ‘Paisajes translocales’ que acaba de ser expuesta.

¿Qué incluye esa muestra?
Anaglifos o fotos en 3D. Cada espectador, niño o adulto, sentía que caminaba dentro del paisaje, tocaba las cercas de púas y lo exploraba a su manera, creo que fue una comunicación efectiva porque ellos también aportaron a mi proyecto el cual tiene un año y medio de investigación.

¿Las imágenes que sueña hacer?
Tenemos una reserva natural cerca a Bogotá y sueño con encontrarme cara a cara con el búho que escucho por las noches. Lo he perseguido por años sin suerte. Más esquivo que los rayos.

¿Proyectos en los que trabaja actualmente?
Estoy terminando la serie de anaglifos de ‘Paisajes translocales’. Estoy preparando un ensayo fotográfico sobre mujeres que trabajan en pozos petroleros. Además, trabajo en la campaña de la obra de teatro Balseros dirigida por José Willman Hernández que se presentará en Nueva York en el festival latino de teatro.

¿Por qué ‘La historia de la fotografía y la fotografía en la historia’?
Es una charla para todo tipo de público, orientadora y reflexiva sobre el desarrollo fotográfico. También se trata de ver cómo la fotografía funciona socialmente hablando y cómo nos ha servido para representarnos.
 
¿Qué aportes le ha hecho la fotografía a la historia de la humanidad?
Retó a los pintores del siglo XIX a ir más allá. Gracias a la experimentación fotográfica hoy tenemos radiografías, podemos saber cómo será nuestro hijo antes de que nazca, sin mencionar el cine, y por supuesto el hecho de que por ella tenemos una memoria visual colectiva de nuestro país y el mundo.
 
¿Cómo analiza el papel del fotógrafo en Colombia?
He tenido la oportunidad de enseñar mi trabajo de manera artística fuera y dentro del país y me he sentido valorada y bien remunerada. Pero en Colombia siento que es el mismo fotógrafo profesional el que no valora el tiempo, los recursos, su conocimiento y todo lo que invierte en una foto. Creo que hay mucho camino por recorrer en el respeto a derechos de autor y de licencias de fotografía.

¿Cómo actuar en ese caso?
Me duele cuando buenos fotógrafos amateur regalan sus imágenes en busca de reconocimiento. Creo que la valoración empieza por uno mismo, puede ser frustrante luchar por sus derechos como profesional, porque se pueden perder negocios, pero al final vale la pena. Estamos además en un cambio generacional en el que hay otro tipo de variables y medios digitales que retan nuestra conciencia y ética como comunicadores.