En la mitología, en las antiguas culturas y en las historietas, los duendes son criaturas fantásticas que viven en los bosques y son amantes de los tesoros, de encantar y son asociados con la suerte.

En Cúcuta, los duendes existen y lejos de tener una apariencia aterradora, encantan con el arte. Su tesoro es el talento para el circo y el teatro y su misión es darle el valor que merece el arte circense, al tiempo que forman a quienes se interesan por este milenario oficio.

Bajo esa consigna, surgió en la ciudad la Corporación Circo Teatro Los Duendes, integrada por 14 jóvenes que tienen en común su pasión por el arte. Ellos son conocidos por reunirse los domingos en El Malecón, en la zona verde contigua al restaurante Rodizio. Al espacio lo llaman: ‘El bosque de los duendes mágicos y maravillosos’.

El líder de Los Duendes es Juan David Sayago, músico y estudiante de comercio internacional en la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS). “El proyecto surgió luego de la formación en el teatro La Playa que manejaba el cucuteño Luis Carlos Clavijo Orozco, conocido como el mimo ‘Chuin’”.

Él se fue a buscar nuevos horizontes en el arte, pero dejó en los jóvenes lo necesario para volar solos. “Para enero del año pasado, los exalumnos de ‘Chuin’ se empezaron a reunir en El Malecón. Conocí a Diógenes disfrazado de transformer y comenzó un proceso de formación colectivo, surgió una amistad y la necesidad de ir más allá”, acotó Sayago.

Para octubre de 2016, los dos jóvenes habían conocido a más personas interesadas en agruparse y legalizaron la Corporación Circo Teatro Los Duendes.

Los duendes cucuteños, de acuerdo con Diógenes Osorio, estudiante de licenciatura en lengua castellana y comunicación en la Universidad de Pamplona y amante de los deportes extremos, se caracterizan porque no solo hacen circo, sino teatro, música, pintura y exploran nuevas tendencias artísticas.

“El circo no es solo hacer malabares; también desarrollamos equilibrio, acrobacia y contorsionismo”, agrega.

En malabares están las maniobras con pelotas y aros, pero también las hacen con objetos no convencionales como zapatos, reglas o cepillos. Entre los actos que más causan sensación entre los transeúntes que recorren El Malecón, están las piruetas en el aire apoyados en cuerdas tensas o flojas. Además de las que hacen en telas amarradas a los árboles.

Arte para compartir

La receptividad que los jóvenes han tenido entre los cucuteños es tal que ahora se encuentran no solo los domingos, sino también los martes y los viernes. Diego G. D’caro, estudiante de comunicación social de la Universidad de Pamplona, músico, fotógrafo y productor audiovisual, dijo que Los Duendes crecieron en el bosque de El Malecón y quieren aprovechar otros espacios de la ciudad.

En ellos, también quieren compartir sus saberes por medio de talleres. “Se trata de prácticas que son abiertas al público, por iniciativa de las personas. A quienes quieren intentarlo les compartimos nuestros instrumentos y les enseñamos cómo hacerlo sin que corran riesgos. De esa forma estamos cambiando la imagen de que los cirqueros son solo habitantes de calle o los que se paran en un semáforo”, argumentó Osorio.

Para los tres jóvenes cucuteños, lo que hacen parte de una necesidad íntima de encontrarse con su esencia y compartir como familia sus talentos.

Lo que viene

A futuro, la Corporación se proyecta como una escuela artística. Los talleres que actualmente dictan son gratuitos y para conseguir los materiales y financiarse hacen aportes de su propio presupuesto.

“Como Corporación somos sin ánimo de lucro y en la parte formativa una de las experiencias que más ha crecido la desarrollamos con la comunidad de Scalabrini. Fuimos contactados por un padre italiano para ofrecer talleres y la actividad gustó tanto que se convirtió este año en un semillero para la creación de circo contemporáneo”, dijo Sayago.

A la par, hace dos semanas los jóvenes empezaron a trabajar en talleres de comunicación digital, con el apoyo de la docente de la Universidad de Pamplona Andrea Quiñónez.

“Vimos la necesidad de transformar el colectivo en una escuela y es importante que todos aprendan de fotografía, video y edición. Como no hay suficientes recursos técnicos, pero todos tienen celulares, estamos enfocados en aprovecharlos para crear y publicar excelentes contenidos en las redes sociales”, dijo D’caro.

La loable labor de los duendes cucuteños, quienes sacan tiempo a sus ocupaciones académicas para dedicarle su potencial a la Corporación, busca ser apoyada en la frontera. Ellos tienen como filosofía formar a quienes quieran aprender las técnicas y para contactarlos pueden escribirles por Facebook, donde aparecen como Circo Teatro Los Duendes. En Instagram su cuenta es @losduendesct.