El talento musical de María Carolina Hernández Parada y el deseo de superarse la llevó a especializarse en Alemania. Ella, desde niña, le saca melodías a la flauta y las muñecas las dejó para integrar la fundación Batuta, donde consolidó su potencial.

Allí, dio los primeros pasos en la música clásica, latinoamericana y en el folclor andino colombiano. Una vez se graduó en la Normal Superior de Pamplona, ingresó a la Universidad Nacional donde obtuvo el título en música instrumental flautista.

Para le época, María Carolina quería seguir explorando el mundo musical y en junio de 2012, viajó a Alemania a profundizar los conocimientos en flauta traversa.

“Es un mundo diferente, perfeccioné el idioma, obtuve la visa de estudiante y me matriculé en la Universidad de Frankfurt de Música y Artes escénicas. Allí obtuve el título en  maestra de música  bajo la cátedra del maestro Sebastián Wittiber”. Después cursó la segunda maestría en la misma institución con énfasis en pedagogía musical.

“Para conseguir lo que se quiere en la vida, se necesita disciplina y tener una meta clara”, dijo la joven pamplonesa nacida en el hogar de Julio Hernández y Rosalba Parada.

La multiculturalidad que se da en todos los países de Europa, la ha llevado a que se relacione con estudiantes chinos, rusos, húngaros, árabes, italianos, coreanos, japoneses y de Estados Unidos.

“De cada uno de ellos he aprendido algo y así se me ha hecho fácil comunicarme; pero quizás es porque nos entendemos a través del idioma universal, la música”, afirmó.

En la actualidad combina los estudios con la enseñanza. Hace parte de una agrupación y es becaria de una empresa que la lleva a dar conciertos.

La proyección que tiene María Carolina es hacer parte de una de las grandes orquestas, para lo cual está haciendo audiciones.

“A la gente acá le encanta escuchar nuestros ritmos colombianos y latinoamericanos. Es por eso que en los recitales interpretó aires como las Brisas del Pamplonita y temas clásicos del folclor colombiano”.

Recuerdos

A Batuta, en Pamplona, entró a los seis años y permaneció una década. “Recuerdo con admiración a mi primer profesor,  Hugo Espinosa, quien actualmente dicta cátedra en la Universidad de Antioquia”.

De la época afirmó que mantiene vivos los recuerdos de tertulias con su hermana Mónica Juliana, quien se inclinó por el violín.

En Alemania comparte con la amiga del colegio, Ivonne Sánchez, quien vive en Heidelberg y está terminado la maestría en educación.