Sobre las verdes e imponentes montañas del nororiente colombiano, donde el sol extiende su colosal dorado, se vieron brillar los rieles de acero de uno de los más importantes ferrocarriles del país, que trajo progreso y emprendimiento a la frontera.

Con la narración se inicia un video promocional sobre el Ferrocarril de Cúcuta, el cual hace parte de los vestigios culturales de una ciudad pujante y su recuperación generará oportunidades culturales.

Este es el tema que este viernes se abordará en la conferencia de la Fundación Cultural El Cinco, en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero.

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Allí, desde las 5 de la tarde, la arquitecta cucuteña y restauradora, María Teresa Vela Vicini, dará a conocer el proyecto: Recuperación del patrimonio ferroviario de Norte de Santander.

Vela ha participado en proyectos de restauración de envergadura, tales como el del centro cultural Quinta Teresa de Cúcuta, Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero,  Torre del Reloj, Palacio de Gobierno de Cúcuta, iglesia de El Humilladero en Pamplona y Cámara de Comercio del Cauca (Popayán).

Desde que empezó a ejercer su profesión se especializó en proyectos de restauración integral y obras de bienes de interés patrimonial. 

Su experiencia a la hora de pensar en un proyecto de recuperación del Ferrocarril de Cúcuta, es prenda de garantía. Por ello, la invitación que hace el presidente de la Fundación Cultural El Cinco, Patrocio Ararat Díaz, es para que hoy los cucuteños asistan a la conferencia, en la que no solo se recordará la historia, sino se darán los fundamentos para aprovechar el legado del ferrocarril.

En 1879, la Compañía Ferrocarril Cúcuta, inició la construcción de la vía férrea e inauguró la primera locomotora.

Luego, para 1888, empezó a funcionar la línea Norte, de 60 kilómetros y que conectó a Cúcuta con Puerto Santander.

Para 1893, empezó a funcionar la línea frontera, de 16 kilómetros, entre Cúcuta y Villa del Rosario.

Luego y para 1924, se habilitó la línea Cúcuta-Tescua (corregimiento El Diamante), de 43 kilómetros.

Con el paso de los años la apertura de vías y el bajo costo de la gasolina, hicieron que el ferrocarril tuviera su declive, reduciéndose a rieles oxidados y escombros.

En la actualidad las estaciones se han derrumbado y otras permanecen en abandono. ¡Enhorabuena!, por este tipo de iniciativas que fomentan el rescate del patrimonio cultural.