Al ritmo de La cachucha bacana salió meneando la cintura Gabriel García Márquez, el nobel colombiano encarnado por Carlos Javier Arellano García, de 10 años y habitante del corregimiento San Pedro de Cúcuta.

“No sabía quién era García Márquez y cuando el profe de teatro nos habló de la importancia de su obra, de ‘Cien años de soledad’, del premio Nobel que ganó y de la influencia en la literatura de Colombia y del mundo; entendí que era un señor bacano”.

El pequeño con traje blanco, sombrero y zapatos negros, barba y patillas pintadas, se ganó el aplauso del público y la ovación de sus compañeros. Él, junto con una veintena de niños, demostró la importancia del teatro en la vida del hombre y con alegría dejó en evidencia la importancia de las escuelas de formación artística que tiene Cúcuta.

Los procesos formativos que lidera la Secretaría de Cultura de Cúcuta, en danzas, artes plásticas, música, audiovisuales, pintura y teatro, salieron a las calles y en una colorida jornada dieron a conocer los resultados de los procesos ejecutados este año.

Seis parejas de niños de la escuela de danzas de la Comuna Siete, divirtieron a los cucuteños con el bambuco Soatá. 

“La gente respondió positivamente y muchos no sabían que en Cúcuta se tienen escuelas para potencializar el talento de niños y de jóvenes”, dijo el titular del despacho cultural, Ciro Alfonso Durán Jaimes, a quien se le vio gozando con las danzas en el parque 300 Años.

Desde ese punto, conectado con el parque Nacional por la calle 8A, se cumplió la jornada cultural.

 Foto cortesía de Edisson Vargas Díaz.

Los jóvenes pintaron y apreciaron dibujo digital.

A los formadores de los pequeños se les vio orgullosos de sus alumnos, tal como Edison Vargas Díaz, quien incursiona en el dibujo digital y es formador en el área de audiovisuales.

“La mayoría de los niños llegan con ansias de aprender y eso es fundamental para empezar a pulir el talento”, dijo Vargas.

Una de las ventajas de los procesos formativos es la receptividad que se ha tenido en el sector rural, con procesos como el de teatro en San Pedro.

El García Márquez de este corregimiento, dijo que “hemos aprendido a vencer el temor a hablar en público y el teatro nos permite explorar, imaginar y ser creativos. Con mis amigos hemos mejorado en la lectura”.

Rodeado de mariposas amarillas, el simpático García Márquez se despidió bailando Alicia adorada. 

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Calle 8A, epicentro de resultados culturales

(Foto: César Obando /La Opinión)

“Vivo en el corregimiento Agua Clara de Cúcuta y desde que conocí la escuela de formación en artes plásticas mi vida cambió. El profesor Daniel Sánchez me dio la oportunidad de aprender y con mis amigos tenemos un espacio para divertirnos en medio de la naturaleza”.

Las palabras de Sebastián Trujillo, de 16 años, retumbaron en la calle 8A de Cúcuta, que además de conectar a los parques Nacional y 300 Años, fue el epicentro para que las escuelas de formación y sus alumnos dieran a conocer los resultados de 2018.

“El arte me empezó a gustar desde los 7 años y llevó dos años aprendiendo en las escuelas del municipio. Lo chévere es que no solo aprendemos de colores, lienzos y superficies para pintar, sino valores para la vida, a ser tolerantes y a fortalecer los lazos de amistad”, dijo Trujillo, mientras su mano no paraba de moverse dándole los retoques a un ojo dibujado con carboncillo.

“Dibuje un ojo porque son la mirada del alma. A futuro quiero ser arquitecto y para ser un gran profesional, debo ser un excelente dibujante”.

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Jóvenes demostraron sus habilidades para el circo

(Foto: Cortesía)

El arte circense se tomó el parque Cúcuta 300 años, donde los beneficiarios de un programa de formación en circo que lideró el teatro Manotas, con sede en La Libertad, dieron a conocer su talento para los malabares.

Una colorida carpa generó el ambiente del circo y frente a ella los 180 niños y jóvenes que durante cinco meses se formaron, hicieron demostraciones con boliches y aros.

Los niños rápidamente captaron la atención de los espectadores, quienes les regalaron merecidos aplausos.

“El programa de formación, apoyado por el Ministerio de Cultura y las alcaldías de Cúcuta y de Los Patios, llegó a zonas vulnerables”, dijo Walter Rodríguez, director de Manotas.