La publicación del artículo “Una jueza sexy que pone a temblar a más de uno”, en el que se destaca el perfil de Vivian Polanía Franco, quien se desempeña actualmente como jueza Primera Penal Municipal con funciones de control de garantías en Cúcuta, terminó en una sorprendente polémica tras conocerse la apertura de una investigación disciplinaria en su contra.

La abogada y especialista en Derecho Constitucional, quien combina su trabajo en los juzgados con una de sus pasiones, el CrossFit, no esperaba que para la rama judicial, su vida privada fuera un motivo de investigación. 

Un día después de publicado el artículo en La Opinión, se hizo viral en redes sociales un video en el que la togada muestra un carácter fuerte en una audiencia. Su forma de ser despertó amores y desamores en redes sociales.

Sin embargo, llama la atención que no fue su desempeño judicial ni el tono en el que desarrolló la audiencia lo que acarreó la apertura de la investigación, sino, de acuerdo con el documento conocido, el hecho de haber aparecido en la publicación de este diario. 

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En el auto, emitido por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Norte de Santander y Arauca, se asegura que “la servidora judicial podría estar incursa en en la prohibición señalada en el artículo 154-6 de la ley estatutaria de la administración de justicia, ley 270 de 1996”, que habla de las prohibiciones que tienen los funcionarios y empleados de la rama judicial. 

El numeral 6 del citado artículo, hace referencia a “realizar en el servicio o en la vida social actividades que puedan afectar la confianza del público u observar una conducta que pueda comprometer la dignidad de la administración de justicia”.

Ante esto, Polanía Franco dijo: “cómo es posible que hagan eso. Me abren una investigación disciplinaria y en vez de notificarme, filtran el oficio por las redes sociales. Si no es por uno de mis seguidores que me envió ese documento, yo no me entero”.

A pesar de que la publicación de su historia en los medios de comunicación es reciente, Polanía tiene la atención del público desde hace varios años en Instagram, donde comparte sus rutinas y las fotografías de su atlético cuerpo, actividad que, a su juicio, no afecta en nada su desempeño como jueza Primera Penal Municipal con funciones de control de garantías.

“La verdad no tengo nada de qué asustarme, en la entrevista hablo es de mi vida personal, de que me gusta el CrossFit. No digo nada de mi trabajo como juez, ni de algún proceso y tampoco de los empleados de la Rama Judicial”, añadió la togada.

Es por ello que Vivian Polanía respondió el oficio firmado por los magistrados Martha Cecilia Camacho Rojas y Calixto Cortés Prieto, y solicitó la nulidad del auto de apertura de la investigación disciplinaria fundamentada en uno de los derechos primordiales de la Constitución Política de Colombia: el derecho al libre desarrollo de la personalidad y el debido proceso.

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“Acorde con la sentencia C098 del 2003, solo pueden imponérsele fines éticos al abogado en relación con el desempeño de su profesión, no en el espectro de comportamiento que protagonice al margen de la misma, motivo por el cual el artículo al que hace relación esta corporación en ningún momento hablé de mi función como juez de algún proceso, en contra de algún funcionario, empleado o interviniente; simplemente de deporte y fotografías. Guardo absoluta reserva sobre mis procesos, por cuanto tengo clara la responsabilidad de mi cargo”, asegura en uno de los apartes de la respuesta. 

El regaño que fue viral

En días pasados, el comportamiento de la juez fue criticado en las redes sociales por un choque que tuvo con el abogado Marlon Díaz, en una audiencia virtual. 

“A mí no me dé clases de derecho internacional, ni de derecho internacional humanitario que acá todos somos abogados y profesionales. Al punto, doctor, al punto”, dijo Polanía. Pero estas palabras no fueron bien recibidas por el abogado defensor que en ese momento exponía sus argumentos.

Sin razón aparente, más allá que el ejercicio de la defensa, el Dr @MarlonDiazyDiaz recibió el peor de los tratos por parte de una Juez de la República.

Menos de dos minutos de intervención, un llamado de atención irracional y 0% de respeto con el abogado.

 pic.twitter.com/wwmfndxSmm

— Dalila Henao (@DalilaHenao1) September 7, 2020

Las afirmaciones, que para unos fueron groseras y para otros propias de un trabajo que requiere carácter, la pusieron en el ojo de los usuarios de redes sociales. Después de hacerse público el video del momento del regaño, las reacciones no se hicieron esperar. 

Pero esto, aunque muchos pensaron era el motivo de la apertura de su investigación, no hizo parte de los argumentos expuestos en el documento de la sala Disciplinaria.

Cabe recordar que Vivian Polanía no es una novata en el oficio judicial, su trayectoria en la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá como auxiliar del magistrado Carlos Héctor Tamayo, su desempeño en el juzgado 24 penal municipal de la capital y el trabajo en el campo, le merecieron un ascenso a secretaría general.

También se desempeñó como asesora de la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura en Bogotá y luego como jueza de conocimiento en Cúcuta.

Como cualquier otra persona, Vivian hacía uso de sus redes sociales desde hace mucho, sobre todo de Facebook. Sin embargo, en la actualidad solo mantiene activo su Instagram.

Es un caso de misoginia 

La reconocida periodista y feminista Catalina Ruiz-Navarro, asegura que al analizar este caso, es clave es ver como si un hombre estuviera mostrando en sus redes sociales que hace ejercicio y que tiene un cuerpo tonificado, no sería un comportamiento provocador. 

“Aquí hay un doble estándar, porque se asume que ella es una mujer joven, bonita, que hace ejercicio, eso tiene una connotación sexual inmoral o incorrecta; y segundo lo que estamos viendo con el caso de Vivian es lo que la filósofa estadounidense Kate Manne define como la misoginia y cómo actúa la misoginia. La misoginia para Manne es el brazo policivo del patriarcado. Hay una ideología sexista que nos dice cómo deben ser las mujeres y qué deben hacer, y cualquier mujer que se salga de ese corral va a tener un ataque misógino de alguna forma. En este caso este ataque es el hecho de abrirle una investigación disciplinaria sencillamente porque un periódico dijo que ella era sexy”. 

Para Ruiz-Navarro, uno de los problemas del caso es que para mantener su respetabilidad como jueza, siendo mujer, tiene que tener controlada esa moral sexual. “Entonces nadie puede decir que ella es sexy porque pierde esa respetabilidad, mientras eso es algo que nunca sucedería con un hombre”.

La experta explica que la misoginia es una cosa que no viene del odio a las mujeres sino que es una reacción de la sociedad para que las mujeres vuelvan a ocupar ese rol original en el que estaban.

“Por eso vamos a ver que los agentes de la misoginia pueden ser hombres o mujeres, por eso muchas mujeres también se unen a los ataques misóginos. En muchos casos las mujeres dicen: este matriarcado es un sistema de puntos que premia y endiosa a las mujeres que se portan bien o conforme a esos roles, y castiga a las que se portan mal; entonces muchas de las que sienten que se están portando bien, van y castigan a las otras para mantener su estatus”. 

Para Ruiz-Navarro, es un hecho que en este caso, se está usando la administración de justicia para restringir y coartar las libertades personales de Polanía. “Ella como todas las personas tiene derecho al libre desarrollo de la personalidad, y ninguna de las cosas que está haciendo –hacer CrossFit y documentarlo en sus redes sociales personales– interfiere con su trabajo como jueza, o con ninguno de los casos que está llevando, ni pone en duda ni en cuestión sus capacidades para llevar sus casos. Definitivamente, este es un ataque a su persona y que no tiene nada que ver con su trabajo”. 

Hay un doble rasero 

El numeral 6 al que hace referencia el documento que anuncia la investigación contra Polanía es para Ruiz Navarro ambiguo y se presta para utilizar un doble rasero para los hombres y para las mujeres. 

“Mientras tanto, vemos a una cantidad de jueces hombres que incurren en conductas de acoso sexual, de comentarios machistas, que sí deberían ser un problema para el ejercicio de sus funciones, y de eso nadie dice absolutamente nada. Hay que ver cuáles son los estándares por los que se está haciendo efectiva esa norma, yo me pregunto por qué los jueces y magistrados que llegan a hacer comentarios sexistas y a poner un ambiente sexualmente cargado e incómodo para las mujeres que trabajan con ellos, esos sí que están teniendo unas conductas que ponen en problemas el ejercicio de su labor. Pero son unas conductas que están aprobadas por el patriarcado, entonces son conductas que no hacen ruido y que no tienen ningún problema”. 

En definitiva, Ruiz-Navarro coincide en que esta investigación es un castigo por un comportamiento que se sale del imaginario del sistema patriarcal. “Hay que tener en cuenta que ella por su trabajo está incursionando en un espacio que es tradicionalmente de hombres, entonces le van a pedir unos estándares más altos. Que ella esté haciendo estas imágenes en sus redes sociales, para ella misma y no para satisfacer o agradar a un hombre, es uno de los temas que castiga el patriarcado”.  

Los documentos: