Cada vez que Ligia Rosa Martínez llega a su casa en El Almendrón, en la vía a El Carmen de Tonchalá, corregimiento de Cúcuta, entre brincos y ladridos la recibe una jauría.

Aunque riendo la ama de casa de 76 años admite que no era amante de los animales, riendo más reconoce que terminó compartiendo su casa con ocho perros.

“Por esta vía botan muchos cachorros, y no tenía corazón para dejarlos morir de hambre, así que les daba de comer y empezaron a quedarse acá”, confiesa, mientras los perros la rodean a la espera de un plato de comida.

La negra, Mamol, Lala, María Coché, y Rita ‘La venezolana’, son sus huéspedes más recientes.

“A la venezolana la encontré en los huesos. Una señora vino y la botó en la trocha dizque porque la perrita molestaba mucho y la tenía cansada”, explica Martínez. “A mí me parece un animal bastante agradecido y cariñoso”.

Como sus vecinos han oído hablar de la generosidad de Martínez con los animales, con frecuencia le llegan a su casa con cajas de perros recién nacidos que encuentran en la carretera.

La semana pasada dio en adopción 10 perritos. Los tuvo a su cargo por tres meses.

“La gente acostumbra a abandonar a los perros en las noches, cuando no ven a nadie por ahí. Ojalá me encontrara a uno de esos desalmados para cantarle la cartilla”, dice un poco más seria.

Martínez no es la única que  recoge perros callejeros en este sector. La mayoría de sus vecinos tienen entre 3 y 8 perros en sus casas, todos ellos hijos de la trocha.

Unos 300 metros más abajo de Martínez vive Alexander Najera con cuatro perros que recogió en el camino.

“Lola y el Joe llegaron cachorros, y esta semana me llegaron otros dos perros adultos a los que aún no les he puesto nombre”, dice el campesino. “Acá nos tocó acostumbrarnos a vivir rodeados de perros”.

Najera ha llegado a tener hasta 11 perros en un mismo año. Unos los ha regalado y otros han muerto por las pésimas condiciones en las que llegan.

El desfile de perros callejeros llega hasta Desplazados 1 y 2, en la vereda Los Mangos, donde la familia Soto Godoy alberga a 20 perros.

“Los animales llegan hasta acá buscando un plato de comida y se amañan”, explica una de las Soto. “Salvamos a los que podemos, pero no tenemos dinero para comprarles medicina a los que llegan bastante enfermos”, A diario, las Soto les preparan un plato especial a sus comensales de cuatro patas.

Conocedores de la proliferación de animales abandonados en esta zona, la Fundación Adopción Canina Manantial llegó a desparasitar y vacunar a los animales.

Lo curioso es que se atendieron 70 mascotas en un sector donde solo viven 55 familias, y faltaron varios por atender.

*La Opinión