Recolectan comida, zapatos, uniformes, balones, entre otros implementos.
Una familia que trabaja por los más necesitados en Cúcuta

Ponerse en los zapatos del otro, compartir lo poco que se tiene y motivar a otros a unirse a esta causa, son algunas de las premisas de la Fundación Cúcuta mi Familia, una organización sin ánimo de lucro que desde hace tres años le apuesta a trabajar por los más necesitados en las periferias.
La fundación, liderada por Ricardo Díaz Fajardo, su esposa Jessica Paola Calixto, sus suegros, entre otros familiares y amigos, ha llegado a La Fortaleza, Brisas del Mirador, Antonia Santos, entre otros sectores de la comuna 8, llevando una ración de comida, zapatos, uniformes, balones, entre otros implementos que recolectan entre amigos y conocidos.
Díaz, representante de la fundación, recordó que sus primeras ayudas estaban encaminadas a brindar un plato de comida a los migrantes que se albergaban en el coliseo del barrio Sevilla. Ellos mismos preparaban y repartían la comida.
Posteriormente, la familia decidió pasar de la caridad a la acción, y se legalizaron como fundación. Esta vez su misión no era ayudar a los migrantes sino buscar acciones que permitieran mejorar las condiciones de vida de los niños más necesitados.
“Cuando quisimos formalizarnos, queríamos llegar a una población que realmente necesitara de nuestra ayuda. Visitamos varios sectores y nos dimos cuenta de que los niños son los más desamparados”, explicó Díaz.
Empezaron llegando a los asentamientos del anillo vial occidental con refrigerios y juguetes, ahora hacen mayor presencia con acompañamiento psicosocial y promoción del deporte. Apadrinan a las escuelas de fútbol locales para que los niños puedan tener sus uniformes.
Una casa para Aarón
Cúcuta mi Familia empezó el 2020 con un reto: construirle una casa digna a Aarón Santiago Suárez, un niño de seis años que vive en el asentamiento Brisas del Mirador, en la parte alta de Antonia Santos.
El pequeño padece de parálisis cerebral espástica y microcefalia leve, patologías que le impiden un desarrollo normal y que lo tienen en una silla de ruedas.
“Queremos que Aarón pueda tener una casa más digna. Él vive junto a su mamá y sus dos hermanos en una casa de madera y zinc y no tiene un baño apto para él”, explicó Díaz.
Esta noble causa ha tocado el corazón de los cucuteños y algunos amigos de la fundación se han unido donando materiales para la construcción y aportando la mano de obra”.
Díaz invitó a quienes quieran unirse a la campaña ‘Una casa para Aarón’ a contactarse a través de la cuenta de Facebook Fundación Cúcuta mi Familia.
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