Dos pequeños esperarán el nacimiento del Niño Jesús en la cárcel de Cúcuta, junto a sus madres.
Tienen 2 años y vivirán la Navidad tras las rejas
En esta Navidad, muchos niños correrán por las calles y se sentirán libres, rodeados de su familia. Cantarán villancicos con sus vecinos y festejarán con muchas personas. Pero solo dos en Cúcuta no vivirán así esa fecha. Son el pequeño Arón* y a otro niño, a quienes les tocó estar en la cárcel.
Con tan solo 2 años, ellos son los únicos niños que residen dentro del Centro Penitenciario y Carcelario de Cúcuta y pasarán el 24 de diciembre allí. Sus madres están detenidas y decidieron llevarlos con ellas para acompañarlos en sus primeros años de vida.
No se sabe si sería más duro alejarse del niño o mantenerlo tras las rejas, pero la decisión de Sandra* fue la segunda. Ella es la mamá de Arón y él la acompañará, por lo menos hasta los 3 años, mientras paga parte de su pena.
Nació tras las rejas
Hace dos años Sandra y su esposo -también detenido en la cárcel de hombres- decidieron ser padres. Arón es el resultado de una visita conyugal.
Sandra vivió el embarazo en el pasillo de maternidad. “Ahí estaba sin ventilador, pero con mejores condiciones que en las celdas normales. A las 38 semanas nació el bebé. A las 4 de la madrugada fui sacada para el hospital y volvimos horas después del parto. Mi niño fue planeado, nosotros lo quisimos, yo deseaba ser madre”.
A futuro el pequeño tal vez nunca recuerde lo vivido. Lo cierto es que por ahora sus tres primeros años transcurren entre una guardería especial dentro de la cárcel, la pequeña celda de su mamá y el patio donde toman el sol. En un año el bebé ya tendrá que salir y empezará a vivir con su abuela.
“Yo no quisiera separarme, pero este no es un mundo para él”, expresó la mujer.
“El aún no conoce lo que está viviendo, las doctoras dicen que a partir de los 3 años empiezan a preguntar y es por eso que debemos dejarlos ir, para que estudien y continúen creciendo. Mi bebé solo repite lo que yo hago aquí, por ejemplo, yo digo: guardiana puerta, y el también pide puerta. Todo lo ve normal, porque no sabe cómo son las cosas afuera, juega con balones, triciclos y hay un parquecito”.
La rutina diaria
Las primeras horas del día, Aron queda a cargo de las cuidadoras del jardín y después de las 4 de la tarde comparte con su mamá y duerme en una celda especial junto a ella.
Tienen permiso de quedarse en un pasillo hasta las 7:00 pm. En una mañana normal, Sandra trabaja bordando y haciendo manualidades para conseguir recursos y después pasa a verlo.
La habitación donde duermen los niños mide aproximadamente tres metros de ancho por tres de largo. El cuarto de Arón está adornado con dibujos, manualidades, tareas del pequeño y juguetes. Tiene un ventilador, la cama, una cuna y el baño. Es en ese recinto donde recibe todo el amor de su madre, el más valioso.
Dentro del penal, el bebé cuenta con alimentación, recreación y los cuidados necesarios. Bienestar Familiar se encarga de vigilar que todo esté en orden, los niños tienen tutores. En el caso del pequeño Arón son su abuela y su tía, quienes con permisos especiales de la madre lo sacan una vez al mes por ocho días. Ellas lo llevan a recrearse y a citas médicas cuando se requiere.
Cuatro años para quedar libre.
Sandra cumple una pena de diez años por el delito de tráfico de estupefacientes, le faltan cuatro para salir. Con su hijo le queda solo uno. El momento más duro será cuando se tenga que separar de él.
“Soy consciente, el bebé vivirá con mi suegra y nos volveremos a encontrar cuando salga para hacer una nueva vida”, dijo.
La familia puede verse con el papá con permisos especiales y bajo tiempos limitados. Es entonces cuando Arón comparte junto a su papá. Después, el único contacto con el progenitor es el que tiene a través de las fotos colgadas en una de las paredes de la celda.
“Tenemos un encuentro familiar, nos dan tres horas cada tres meses”, cuenta Sandra, quien quiere ser Mercaderista. Antes de caer presa estudiaba y cuando salga espera terminar sus estudios para brindarle un futuro estable al pequeño.
Por el momento, Arón disfruta de la Navidad, juega y reza las novenas junto a su madre y sus cuidadoras, tiene su pesebre y un colorido arbolito, quizá el Niño Dios este 24 les traiga muchos regalos a él y a su amiguito y compañero de celda.
Dato
Quienes deseen donar regalos para estos dos niños pueden dejarlos en la entrada de la cárcel.
*Los nombres del menor y su mamá fueron cambiados.
Paola Tarazona | Redacción Q´hubo
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