La crisis del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), por cuenta de la atención de pacientes venezolanos, está tocando fondo.

Samuel Antonio Salazar, de 62 años, de San Pedro de Ureña, jurisdicción de Venezuela, lleva 120 días hospitalizado.

Llegó con síntomas de mareo y vómitos, como consecuencia de un aneurisma cerebral que le practicaron  meses a trás en este centro asistencial.

“Él estaba bien, normal. El 6 de noviembre del año pasado se desgonzó llegando a su casa, las vecinas lo llevaron al hospital de Ureña, pero allí dijeron que no podían hacer nada por él, que lo llevaran al Hospital Erasmo Meoz de Cúcuta. Lo hicimos, y desde esa fecha está aquí”, dijo una de sus nueras, quien  lo acompaña en el día.

Salazar estuvo en urgencias, en cuidados intermedios, pasó a piso, lo operaron en diciembre del aneurisma, pero luego surgió una hidrocefalia, que también corrió por cuenta el Huem.  Ahora se recupera, con mucha lentitud, y aunque puede hacerlo desde su casa, necesita un plan domiciliario que garantice su recuperación y cómo aún no está claro la entidad que debe asumirlo, él sigue en el hospital.

El  caso de Samuel, cuyo costo supera ya los 140 millones de pesos, en uno de los mucho atendidos en esta institución médica, por los que nadie responde. 

También están los de   Julieta N., que entró con tuberculosis y  los  tres miembros de una familia, un adulto y dos niños,  que llegaron con quemaduras de segundo y tercer grado.

Cada día cerca de 50 venezolanos llegan por urgencias, de adultos,  pediátrica o ginecobstetricia, áreas colapsadas desde hace varios meses.

El flujo de venezolanos comenzó desde  2015, y hasta enero de 2019, el registro de la institución indica que se han  atendido más de 25.000 pacientes venezolanos. La estancia de algunos es de pocos días, pero los más complicados  se quedan meses. 

La demanda de servicios médicos por parte de los migrantes no se ha reducido ni siquiera después del rompimiento de relaciones diplomáticas anunciada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el  pasado 23 de  febrero. Transcurrida la primera semana después de esa noticia, 104, de los 204 hospitalizados, eran venezolanos.

Las patologías son muchas y van desde fiebre, apendicitis, paludismo,  dolor agudo, dengue, sarampión, úlcera gástrica, síndrome de Guillan Barré, entre otros.

Juan Agustín Ramírez Montoya, gerente del Huem, asegura que han llegado con enfermedades inmunoprevenibles, que se hubiesen evitado con vacunas, ejemplo el  sarampión, por el que llegaron a urgencias  desde el año pasado 250 niños venezolanos  

La deuda por atención a los pacientes venezolanos superó los 44.000 millones de pesos y de ese total el gobierno nacional  apenas pagó cerca de 5.800 millones. El resto está pendiente.

Ramírez recordó  que el gobierno nacional afirmó que el número de migrantes había desbordado la capacidad económica prevista  para la crisis venezolana y que iba a pedir  ayuda internacional, pero a la fecha  no hay nada concreto.

Igualmente señaló, que  de no atender la situación de colapso por la demanda de los venezolanos, a corto tiempo la crisis  podría afectar  la estabilidad salarial de los más de 1.500 empleados, de planta y contratados  que tiene el Hospital.