El campesino Iván Bustos Sosa nunca había estado tan cerca de un reencuentro con sus 10 vacas, como ha ocurrido este mes. 

Bustos dijo que el miércoles pasado la Dirección de Aduanas e Impuestos Nacionales (Dian) permitió que el Instituto Nacional Agropecuario (ICA) tomara las muestras de sangre que determinarán si los animales que le incautaron el 11 de septiembre están saludables.

Desde esa fecha las autoridades lo confundieron con un contrabandista, porque cruzó con ganado desde el municipio fronterizo de Pedro María Ureña hasta Cúcuta, momentos en que  huía de la persecución del gobierno venezolano.

Las reses fueron sometidas a pruebas de laboratorio para desvirtuar que tengan brucelosis bovina o aftosa, lo cual sería peligroso para la salud bovina de Colombia.

Si los animales están enfermos, serán sacrificados; pero si no, en un gesto humanitario,  las autoridades se han comprometido devolverlas, mediante donación, al dueño original, idea propuesta por el asesor de la canciller María Ángela Holguín, Víctor Bautista y el por el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), Carlos Iván Márquez. 

“Yo agradezco que se oiga este llamado, a la gente de la Dian, porque ellos tienen la potestad de ayudarme, no solo a mi sino también a mi familia”, dijo el campesino, quien aseguró que la semana entrante llegarán los resultados de las pruebas de sangre practicados a los animales. 

Según Víctor Bautista, asesor de la cancillería para los temas de frontera, ha hecho gestiones para que los animales sean devueltos en caso de que las bestias estén sanas, pero ya es tema y potestad  de la Dian devolverlas. 

El hombre, quien tuvo que abandonar El Carmen luego de que en una toma guerrillera destruyeran su casa, salió a buscar suerte en el municipio venezolano en límites con Cúcuta donde estableció su hogar, adquirió un terreno y se dedicó a ordeñar vacas. 

Los animales actualmente se encuentran en un predio de nombre Capachito, vía que de Cúcuta conduce a Puerto Santander y gozan de buena sombra y alimento, luego de que fueran dejadas sin techo bajo sol y sin buena alimentación. 

“Estoy seguro de que mis vacas están sanas”, dijo Bustos.

*La Opinión