“Excúseme. Tengo solamente una cosa que decir: ¡He estado encadenado durante diez años! Soy el teniente Malagón, del glorioso Ejército Nacional de Colombia, secuestrado por múltiples factores por esta guerrilla”, es la frase con que se recuerda al teniente, ahora coronel Raimundo Malagón Castellanos, liberado en julio de 2008, en la Operación Jaque.

El oficial estuvo el viernes en Cúcuta en la apertura del primer Conversatorio de Militares y Policías Víctimas del Conflicto Armado en Norte de Santander, organizado por la Segunda División del Ejército, Brigada 30 y la Fuerza de Tarea Vulcano.

Malagón Castellanos fue secuestrado el 4 de agosto de 1998 en el municipio de Uribe (Meta) y estuvo en poder de las Farc por 10 años, junto a Íngrid Betancourt (secuestrada en febrero de 2002 cuando adelantaba campaña como candidata a la presidencia de Colombia). Además, de tres contratistas estadounidenses, oficiales y suboficiales del Ejército y la Policía.

¿Qué ha sido de su vida después de ese episodio del secuestro?

Gracias a Dios me encuentro en otra etapa sirviendo al Ejército. Tuve la oportunidad de viajar a Europa para profesionalizarme.

¿Cómo siguió su padre, a quien se le vio muy afectado por su largo secuestro?

Mi padre está en muy buenas condiciones de salud.  

¿Qué pasó con sus compañeros de cautiverio?

Infortunadamente no todos lograron superar el trauma, porque es algo bastante fuerte. 

¿Cómo interpreta el perdón?

El tema del perdón es algo muy personal, cada quien debe perdonar a su manera cuando se sienta en capacidad de hacerlo. Yo siempre he dicho que el mal ya está hecho y el perdón es una cosa que se dará cuando la sociedad colombiana logré superar toda esta tragedia, este conflicto interno que ha vivido nuestro país.

¿Qué opinión le merece el actual Proceso de Paz que el Gobierno firmó con la Farc?

Como cualquier colombiano y como soldado celebro los acercamientos de paz. Pero, como soldado debo abstenerme y regirme a las políticas de nuestro comandante del Ejército Alberto José Mejía Ferrero. 

Es decir, ¿usted tiene una opinión personal distinta acerca del Proceso de Paz?

Como ciudadano, enhorabuena la paz y como militar me acojo a la institucionalidad.

¿Y cómo víctima del secuestro?

Como víctima del flagelo del secuestro tengo que decir que cualquier camino con tal de disminuir los fenómenos de violencia y la intensidad del conflicto hay que celebrarlo.

Usted es la voz de muchas víctimas que vivieron el flagelo del secuestro ¿Cuál es su papel frente al tema?

Es importante que las víctimas sean reparadas en su integridad, quiera Dios que ese punto de la agenda que pregona el presidente Juan Manuel Santos sea una realidad para las víctimas (…) Ojalá todas sean reparadas, porque son demasiadas las que ha dejado este conflicto. 

¿Qué contempla esa reparación?

No necesariamente la reparación tiene que ser económica, claro que finalmente eso es lo que busca la gente. Una víctima del corregimiento de La Gabarra (Tibú) o del sur de Bolívar más que una reparación simbólica requieren calidad de vida y de un acompañamiento social. 

En su caso ¿En qué momento se sentiría reparado?

Es muy difícil, ya el mal está hecho. Pero, en estos momentos me siento que estoy viviendo tranquilo y con la Institución que me ha dado la oportunidad de seguir adelante en mi carrera. Ahora, si en la reparación a las víctimas hay un valor agregado, pues bienvenido sea.

Qué opinión le merece la frase: “Quienes desean la guerra, son quienes no han estado en ella”.

Es verdad, realmente quienes no han vivido la guerra, son quienes más la alientan. Pero, es una realidad también del conflicto, de lo que históricamente ha vivido nuestro país. Hay algo muy preocupante y es que no hay un componente social alrededor de los acuerdos. Creo que la paz permanece cuando hay un buen componente social.

¿Cómo ve que las Farc puedan llegar al poder, en un proceso democrático?

De política no puedo hablar.

¿Cuándo asciende en su carrera? 

En dos años tenemos el próximo ascenso.