Cuatro horas diarias caminó Omar Alexis Becerra Sierra durante seis años para culminar su bachillerato en el Centro Educativo Rural Los Guayabales, en la vereda La Palmita de Pamplonita.

Aunque su mayor sueño era convertirse en ingeniero civil porque a su parecer este tipo de profesionales son altamente respetados en la sociedad, el no tener los recursos para pagar su carrera universitaria le hacía poner los pies sobre la tierra.

Su rutina empezaba a las 4 a.m, se bañaba, se alistaba y salía linterna en mano a abrirse camino entre la oscuridad y el monte, pasando trochas, riachuelos, montañas y potreros.

“Un día salí a clases y había caído un fuerte aguacero. Una montaña se desbarrancó y me tocó probar otros caminos más largos para llegar”, relató. “Entré una hora más tarde a clases mojado y embarrado y la profesora me dijo que la próxima vez que ocurriera algo igual me quedara en casa”.

En medio de risas asegura que solo faltó a clases por enfermedad. Le encantaba ir al colegio en compañía de sus hermanos.

Aunque los últimos dos años estudió hasta las 5 p.m. porque terminaba una técnica agropecuaria, al llegar a la casa, a eso de las 7 p.m., se ponía a hacer tareas y leer.

“Nunca tuve internet. En mi casa apenas llega la señal de teléfono, por lo que me refugié en una colección de libros que mi madrina me regaló”, dijo.

En sus días de descanso, el joven de 18 años ayuda a su padre en las labores del campo.

Rumbo a la universidad

El año pasado obtuvo un puntaje destacado en las Pruebas Saber 11°, lo que le permitió ser beneficiario del programa Ser Pilo Paga. Como no sabía muy bien el funcionamiento de este programa, optó por inscribirse en la Universidad de Pamplona.

“Mi papá tenía unos ahorros y me los dio para que no perdiera el tiempo y me pusiera a estudiar de una vez. Sabía que si no resultaba lo de Ser Pilo Paga tendría que devolverme a la vereda a seguir trabajando en el campo y buscar un cupo en el Sena que es gratuito”, explicó  Becerra.

Al terminar el primer semestre, volvió a empacar sus maletas y se devolvió a la vereda Santa Lucía en Pamplonita, pensando que su sueño universitario se aplazaría; y fue allí donde recibió la noticia de que había sido beneficiario de la beca Bachilleres Ecopetrol, para estudiantes de la zona rural.

Aunque nunca había oído hablar de esta beca, gracias a ella podrá estudiar a partir del próximo semestre ingeniería matemática en la Universidad  Eafit de Medellín. Ecopetrol le pagará los gastos de manutención, transportes y alojamiento.

“Estoy muy contento porque podré dedicarme a estudiar sin estar pensando en cómo voy a pagar el semestre y los demás gastos. Mi familia también está muy feliz por esta gran oportunidad”, dijo Becerra emocionado.