El parque Colón de Cúcuta se tiñó este lunes de azul, color simbólico del Trastorno del Espectro Autista (TEA).  El lugar fue escenario de actos culturales protagonizados por niños y jóvenes con este padecimiento, con el fin de llamar la atención de la sociedad en el Día de la Concienciación sobre el Autismo, el cual se conmemora cada 2 de abril.

El programa de actividades organizado por la Asociación de Padres y Familias de Personas con TEA de Norte de Santander (Aspanort) comenzó con una eucaristía. De acuerdo con su vicepresidenta, Marta Osorio, esta institución trabaja por mejorar la calidad de vida de estas personas, a través de actividades recreativas y lúdicas.

“Además buscamos crear conciencia en la sociedad, en nuestras familias y amigos sobre que ellos son niños y niñas muy conductuales. Tenemos 60 familias integradas y cada una damos un aporte para los gastos y los programas de atención”.

Osorio resaltó que la asociación beneficia a infantes y jóvenes con autismo, síndrome de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera. A ellos los involucran en actividades de canto, pintura y música. Además, realizan paseos de integración familiar y bazares para obtener fondos. 

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Marta Osorio tiene un hijo de 13 años con autismo conductual. Sin embargo, va a una escuela regular, está cursando sexto grado y le gusta mucho la música. “Uno queda en shock cuando le dan el diagnóstico, pero lo importante es buscar apoyo y valerse de terapias; apoyar mucho al niño o niña”.

“Es muy difícil entender que ellos van a ser así”

(Dorangelina Rojas junto a sus hijas Dana Marcela (centro) Geraldine (izquierda) y Dévora Domínguez Rojas.)

Dorangelina Rojas se enteró de que su hija Dana Marcela Domínguez Rojas, de 13 años, era autista con grado tres a la edad de 7 años, antes del diagnóstico no se explicaba qué le sucedía a la pequeña y el porqué de muchas cosas. “Al principio fue desconcertante. No caminaba, no hablaba, no se reía… Es difícil, porque uno no entiende”.

Es la menor de sus cuatro hijos y poco a poco el núcleo familiar –su papá y sus hermanos-, fue comprendiendo el padecimiento de ella. “Lo más difícil es la aceptación de la situación, es muy difícil entender que ellos van a ser así. Sin embargo, hoy en día ya hemos asimilado esto”, agregó.

Sostuvo que Aspanor ha sido fundamental para sobre llevar la vida con una persona con TEA, pues “cuando una se encuentra personas con la misma situación, se hace más fácil”. Destacó que la convivencia con su hija ha sido difícil, porque no le gusta estar en casa, no se aguanta estar en una cola y se le ha escapado del hogar. Por ello, tampoco va a una escuela.

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“Ella ha aprendido muchísimo a cómo comportarse, me tocar llevarla a pasear y así ha asimilado el entorno. Al principio, si se subía a una buseta, después no se quería bajar, le quitaba la comida a la gente”.

Rojas  indicó que ha vivido situaciones incómodas con personas que se molestan por la actitud de Dana Marcela, sin entender el trastorno. “Por ejemplo, cuando ella le ha quitado la comida a la gente, entonces la gente me ha regañado y la han llamado berrinchosa y que no la enseñamos –a ser educada-. También me han tratado mal en las busetas”.

Finalmente, señaló que muchos ciudadanos aun no entienden el autismo y como su hija parece normal, pues menos comprenden su comportamiento.