Desde febrero pasado el Colegio Cristo Obrero, en Cerro Norte, parece una sede fantasma: los salones tienen las paredes a medias y sus alrededores están inundados de maleza.

Para evitar que la desolada sede se convirtiera en guarida de los delincuentes los vecinos soldaron las rejas que meses atrás habían violentado para llevarse todo lo que encontraron a su paso.

Aunque algunas familias guardan la esperanza de que el colegio, en el que estudiaron generaciones de residentes de Cerro Norte,vuelva a funcionar, la secretaría de Educación descartó esta posibilidad asegurando que el terreno no es apto para adecuar nuevamente la sede.

“La Secretaría de Infraestructura hizo una evaluación del terreno y definitivamente no es posible ni viable realizar ninguna reparación o construcción en el colegio porque está en zona de alto riesgo y la inversión se perdería”, explicó Indira Pérez, secretaria de Educación Municipal.

Pérez dijo que las directivas del Colegio San Bartolomé se encargaron de informarle a la comunidad porqué la sede se cerró definitivamente.

La Opinión