Tomate, lechuga, cilantro, cebolla, pimentón y limón, son algunos de los productos que 200 familias de la comuna 9 ya no compran en las tiendas, pues han decidido convertir sus patios y solares en espacios productivos.

La iniciativa nació  luego de que el sacerdote católico Iván Gustavo Urbina, párroco de la iglesia San Andrés del barrio Rudesindo Soto, propusiera la idea como modelo de negocio y buena utilización del tiempo libre.

Al principio, a todos les pareció una idea poco convencional y nada llamativa. No les apasionaba. La excusa fue la falta de espacio.

Sin embargo, luego de tener más información sobre el proyecto, la gente se fue animando y contagiaron a tres barrios más.

Marta Lucía Téllez, una apasionada por el campo desde que vivía en Sardinata, su pueblo natal, dice que hacer parte del proyecto le ha dejado no solo una remuneración económica sino una satisfacción emocional al saber que lo que está comiendo es sano y de buena calidad.

Y es que lo primero que hace al levantarse cada mañana es echarle un vistazo a su “maticas”. 

“He aprendido a aprovechar todos los espacios que tengo en el solar, aunque si se tiene voluntad la falta de espacio no es excusa”, asegura Téllez, mientras muestra su cosecha de limón, que asegura le ha dejado este año unas ganancias de al menos 600 mil pesos, ¡y eso que solo tiene 6 árboles!

Así como ella, Rosalía Pérez ha comenzado a impulsar las huertas desde su pequeño patio de cemento. Aquí el trabajo ha sido más arduo pues ha tenido que acondicionar el espacio. Utiliza todo recipiente que no le sirve  para llenarlo de tierra y cuando ya todo está listo hace la siembra.

Cilantro y Cimarrón ha sido lo que más ha producido. El tomate dice que ha estado esquivo, pero no se desanima, volvió a sembrarlo aunque en los primeros intentos no ha obtenido frutos.

Leidy Osorio, líder del proyecto, cuenta que poco a poco la gente le ha ido sacando provecho a los espacios en sus casas y ha dejado las excusas.

Los domingos, luego de las eucaristías, ofrecen los productos que cultivan. Además, como ya son muchos los que conocen del proyecto, llegan directamente a las puertas de las casas para comprar.

“Solo me falta el arroz y una vaca, porque hasta gallinas y pollos tengo. Para mí la vida en el campo volvió y la disfruto. Vivimos tranquilos y nos dedicamos a sembrar desde temprano”, asegura Clemente Caicedo Rubio, otro residente de Rudesindo Soto y quien deriva su sustento de esta huerta en el solar de su casa.

Apoyados por el ministerio 

En su propósito por consolidar la iniciativa, la comunidad encontró apoyo en la Corporación Camina Conmigo y la plataforma de Comosoc (movimiento de organizaciones sociales), quienes le ayudaron a presentar el proyecto ante el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, donde recibieron el empujón que necesitaban.

Así que los entusiasmados agricultores urbanos  comenzaron a recibir, además de recursos, insumos y capacitación. Actualmente, a la par de las huertas caseras, han empezado a incursionar en la cría de especies menores (pollos).

Como parte del apoyo que han obtenido recibieron talleres sobre preparación del suelo, fertilizantes, riego, limpieza, plagas y mantenimiento. También recibieron herramientas como palas, picas, semillas y abonos. 

“No creían que en una casa y en la zona urbana se pudiera sembrar. Luego se dieron cuenta de que sí y aquí vamos”, aseguró Osorio.

Estas familias, cada vez que recogen una cosecha, se llenan de ilusión para seguir sembrando en sus patios, pues ven los resultados del esfuerzo hecho en un proyecto que aunque en un principio les sonó descabellado, se convirtió en una realidad.

Como una manera de hacer sostenible su idea, tienen lo que han denominado ‘Ollas Comunitarias’, que cosiste en hacer un día a la semana un sancocho o una comida con los alimentos que producen en sus casas y vender el plato a mil pesos. Además de ayudar a los más pobres del barrio consiguen los recursos para los insumos que necesitan.

Haga una huerta en casa

Una vez elegida la parte más soleada del patio, seleccione la medida que tendrá su huerta. Recuerde dejar espacios suficientes para regar y arar.

Mueva la tierra para que se oxigene. Limpie el lugar para que quede libre de piedras, malezas y pasto.

Siembre. Lo más fácil es el tomate, perejil, espinaca, cilantro, pimentón y lechuga. 

La semilla no puede estar tan profunda y es necesario mantener una distancia entre cada una de ellas. Riegue a diario en la noche o en la tarde para aprovechar más el agua.

Con 30 mil pesos se puede iniciar una huerta en casa.