El miedo a relacionarse con otras personas y a expresarse en público obligó a que Bryan Pérez buscara refugio en los versos de la poesía y le diera rienda suelta a la imaginación cada vez que leía un cuento.

Corría detrás de un balón intentando alcanzar una alegría que creía imposible, pero en la cancha de futbol descubrió el amor por el trabajo en equipo y así buscó compañeros de clases para formar el grupo Jóvenes Equipos Literario.

A mediados del 2016 fortalecieron el equipo literario y formaron comités de trabajo de cuentería, poesía, música, salud física, lengua de señas, clown y medio ambiente.

Unos 25 jóvenes intercalan clases y trabajo con encuentros del grupo para ensayar y afinar los recitales de poemas y cuentería que llevan a los restaurantes y colegios.

“La cultura es sabiduría, por eso hay que rescatarla”, dice Pérez. 

El atardecer de los sábados en el parque Nicolás Colmenares es cómplice de las declamaciones poéticas al aire libre con las que preparan sus tonalidades y expresiones para el show final.

Mientras que en los rincones de las casas se dispersan las voces que reviven la imaginación de la cuentería, la cancha Quinta Oriental es el lugar de encuentro para ir detrás del balón y trabajar en la salud física.

Y mientras que unos esfuerzan su voz hasta quedar roncos al entonar cientos de versos, otros mueven sus manos y aunque no tienen voz ni escuchan, transmiten con señas la rima de la vida.

Por eso integraron la lengua de señas en el comité de poesía y así generar inclusión social en el reportorio cultural.

Angélica Rojas | Practicante de periodismo