Los robos constantes, la presencia de  indigentes y el evidente consumo de drogas en los alrededores del Policlínico de Atalaya, el centro de salud más grande de la zona, son las razones por las que la comunidad evita ir en la noche y la madrugada.  

Paulina Rolón vive en el barrio Palmeras parte baja y cuenta que aunque su dolor intenso de estómago le comenzó a las 3 de la mañana, ella prefirió aguantarse y esperar a que el día aclarara para caminar hasta el centro de salud, aunque allí la atención es durante las 24 horas del día.

La comunidad de Atalaya primera etapa denunció que este es un problema con el que vienen lidiando desde hace más de cinco meses, cuando la Policía retiró el oficial que había asignado al sector.

“Uno no puede decir que la Policía no viene, pero lo que pasa es que dos patrullas motorizadas para todo el sector no son suficientes”, aseguró Celina Carrillo, vecina del sector. “Cuando ellos llegan, ya ha pasado la situación de emergencia”.

Los vecinos aseguraron que una de las soluciones para darle seguridad al centro médico es que se logre el cerramiento del lugar, pues el lote contiguo se presta para ser escondite de indigentes y delincuentes.

Los residentes aseguraron que estos problemas no se les pueden adjudicar a los inmigrantes que han llegado a la zona.

Recientemente, tras el llamado de la comunidad, la Policía fue al sector, requisó a las personas que permanecen en el lugar y las impulsó hacer una jornada de limpieza. Sin embargo, en el sector exigen la presencia de un CAI móvil, para seguridad de todos.