Fue tanta el agua que cayó sobre Cúcuta el sábado en la noche, que en muchos barrios, en especial los que están ubicados en las zonas de escarpa, sus habitantes pasaron la noche en vela y con el credo en sus bocas.

¡Fue un verdadero diluvio! Se escuchó decir a muchas amas de casa que amanecieron con escobas y traperos en mano sacando el agua que se les metió a sus casas.

La línea 119 de emergencias que atiende el Cuerpo de Bomberos de Cúcuta no paró de sonar desde las 7:15 de la noche del sábado que comenzó el torrencial aguacero hasta bien entrada la madrugada del domingo.

“Todos las personas pedían ayuda porque el alcantarillado se había taponado y calles y viviendas estaban inundadas”, dijo a La Opinión un socorrista que estuvo en guardia durante esa noche.

Los llamados de auxilio provinieron de La Esmeralda, Caobos, La Libertad, Las Chiveras, Barrio Blanco, urbanización El Cují, Prados II, Alfonso López, San Mateo, Belén, San Martín, San Luis, Tucunaré parte baja y alta, La Florida, La Primavera, La Victoria, 28 de Febrero, Gaitán, San Rafael, Virgilio Barco, Los Alpes, Transversal 17 y Torcoroma, este último con la peor tragedia de la noche porque las calles se convirtieron en peligrosos arroyos que desbordaron sus aguas hacia el interior de las viviendas.

Fue de tal magnitud el impacto del diluvio allí, que el pavimento de la avenida 14 que atraviesa las manzanas F1, F2, F3 y F4, y que colinda con el megacolegio Jaime Prieto Amaya, fue levantado y convertido en arena como si se tratara de hojas secas.

“Pasamos la noche poniendo barricadas de bolsas de arena”, dijo Jorge Saavedra, habitante del lugar.

Pero también, en el sector de Las Chiveras, la noche del sábado fue horrible e interminable para Diana Mantilla, madre de dos niñas de 4 y 8 años.

“Acababa de cerrar la puerta cuando de repente una avalancha de agua y piedras se estrelló contra mi casa. Todo adentro empezó a inundarse y fue entonces que pedí ayuda a mis vecinos para sacar a mis dos niñas por una ventana, fue muy horrible”, relató en medio del llanto la progenitora.

Ayer, de remate, en Las Chiveras no había gas ni agua en ninguna casa y en el ambiente se percibía un olor nauseabundo producto de la rotura de las redes de alcantarillado de aguas negras.

A diferencia de aguaceros pasados, el de la noche del sábado no hizo desplomar ninguna vivienda en Cúcuta, pero sí mantuvo a las 45 familias que habitan en la loma del barrio San Rafael orando para que no se fuera a presentar un deslizamiento de tierra que pudiera poner en peligro sus vidas y casas.

No obstante que no se produjo ningún derrumbe, los pronósticos de más lluvias en los próximos días acrecentó los temores de la comunidad por lo que pueda pasar con el cerro.

Todo esto sucedió en las partes altas de la ciudad, pero en el llano las lluvias pusieron en jaque todo el sistema de alcantarillado de aguas lluvias y negras, lo cual produjo inundaciones en calles y casi todos los sótanos de los edificios y conjuntos residenciales, dejando pérdidas por daños en carros y motocicletas.

Los habitantes de barrios como Caobos, Blanco y La Playa pasaron momentos de angustia por las inundaciones de sus predios. En este último sector, de manera exacta en la calle 12 entre avenidas 1 y 2, enfrente de la biblioteca pública Julio Pérez Ferrero, el alcantarillado de aguas negras se rebozó desatando una emergencia sanitaria en seis viviendas, que al cierre de esta edición aún se mantenía por la ausencia de los técnicos de la empresa Aguas Kpital Cúcuta.