Los muros de encerramiento de la Escuela  Jesús Obrero, en Cerro Norte, cedieron hace un par de semanas, afectando a la familia Torres.

Luego de un fuerte aguacero, la estructura se desprendió y cayó en el patio de la vivienda de Yéssica Torres.

Aunque ninguno de los residentes salió lesionado —todos estaban durmiendo—, un muro de una de las habitaciones se partió con el golpe.

Los propietarios están asustados porque hay una amenaza de colapso de dos salones más sobre la vivienda.

La familia aún no ha oficiado esta situación ante la oficina municipal de Gestión del Riesgo, y optó por sostener parte del muro con palos, para evitar que les venga encima.

Adicionalmente, la escuela, que fue cerrada en 2016 por falta de estudiantes, se sigue agrietando por la erosión del terreno, y lo que queda de la edificación se ha convertido en guarida de viciosos y ladrones, por lo que la comunidad pidió la intervención inmediata.

Así mismo, la secretaría de Infraestructura, junto con la secretaría de Gobierno, estudiarán la posible demolición del inmueble.