Incómodos se sienten los vecinos de Sevilla y Pescadero con la presencia de un grupo de indios y otro de deportados de Venezuela que hace más de 3o días se tomaron sus parques y calles.

Óscar Gerardino, secretario de Gobierno Municipal, aseguró que esta semana se normalizará la situación en el parque de Sevilla luego de que 15 de los 17 indios  macaguan, provenientes de Arauca, se embarquen de regreso a su lugar de origen.

“El domingo les dimos dinero para que se fueran, pero no cumplieron con lo pactado”, explicó Gerardino. “Hoy haremos el acompañamiento pertinente para verificar que se vayan a su departamento”.

El secretario dijo que esta situación, que causó bastante incomodidad entre la comunidad, por la invasión de la cancha y las graderías de Sevilla, ya fue puesta en conocimiento de la oficina de asuntos étnicos de Arauca.

Ayer, en una mesa de trabajo conformada por Gobernación,  Policía de Infancia y Adolescencia, Defensoría del Pueblo e Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), se articularon esfuerzos para garantizar el bienestar y la protección de los 17 niños indios que aún permanecen en la calle.

Además de las denuncias por invasión del espacio público, los vecinos de Sevilla denunciaron que los indios utilizan a sus hijos para pedir limosna. El dinero lo gastan en bebidas embriagantes.

Luego de la intervención del Icbf , seis niños quedaron a disposición de esta entidad; tres por desnutrición, dos por explotación laboral y uno por presunto abuso sexual, indicó el coronel Jaime Barrera, comandante de la Policía Metropolitana.

Pescadero y los deportados

Por otra parte, dos meses completan 23 familias deportadas de Venezuela viviendo en carpas a la salida del Centro de Migraciones de Cúcuta.

Aunque al principio los vecinos del sector les tendieron la mano a los deportados, hoy reúnen firmas para pedirle al alcalde, César Rojas, la recuperación de sus calles y sus andenes, y su tranquilidad.

“Nosotros simplemente pedimos oportunidades de trabajo para salir adelante”, dijo Jairo Jaimes, deportado’. “Entendemos la molestia que generamos a los vecinos, por el ruido y la invasión de los andenes, pero no tenemos para donde más ir”.

El vecino Jaime Leal aseguró que la situación se les salió de las manos, puesto que se perdió la tranquilidad del barrio.

La subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Sandra Roa, dijo que a finales de enero se relizó una jornada de atención a estas comunidades y pese a que se les ofreció dinero para que retornaran a sus sitios de origen, no fue posible llegar a un acuerdo

La Opinión