Vecinos del barrio Nuevo Escobal se encuentran preocupados por los casos positivos de coronavirus que se han presentado en el asentamiento de la comunidad indígena yukpa.

Aunque solo se han confirmado tres casos hasta la fecha, los habitantes aseguran que estos se pueden convertir en un gran foco de propagación del virus, ya que, aunque la Policía Nacional  y la Secretaría de Salud han estado controlando y supervisando, muchos indios siempre encuentran la manera de evadir los protocolos. 

María Suárez, presidenta de junta de acción comunal de Nuevo Escobal, señaló que ya se han tenido que acostumbrar a convivir con esta comunidad cerca a sus residencias, pues es una situación que se viene presentando desde antes de que iniciara la pandemia. 

“Ellos viven en todo el barrio. La policía puede tenerlos controlados para que no salgan, pero como eso es sendero descubierto, por todos lados se les salen y es obvio porque ellos tienen que salir a comprar sus cosas, pero nos preocupa que caminan por las calles principales y no usan tapabocas”, dijo Suárez. 

La líder barrial manifestó que la Secretaría de Salud ha mantenido vigilancia constante al asentamiento, por lo que es una acción para resaltar. Sin embargo, una de las mayores preocupaciones es que esta población es flotante, y debido a su inestabilidad, no se sabe realmente si quienes llegan o se van han sido portadores de COVID-19. 

“Por su misma cultura, ellos son de ambiente abierto. No les gusta quedarse en un solo lugar, no son los mismos de siempre. Están un tiempo unos, se van y llegan otros. Puede ser que acá no se enfermen, pero pueden venir de Venezuela contagiados” añadió Suárez. 

Es por esta razón que los vecinos del sector fronterizo hacen un llamado a la administración municipal para que amplié los cercos epidemiológicos, no solo en Nuevo Escobal, sino por toda la comuna 4, teniendo en cuenta que es una de las más afectadas con casos positivos de coronavirus. 

Secretaría de Salud presente 

La Secretaría de Salud de Cúcuta, informó a través de un comunicado que, en un promedio de 5 meses, solo se han confirmado tres casos en esta comunidad vulnerable de la ciudad, por lo que las cifras se pueden mitigar, siempre y cuando haya un respeto consciente a las medidas y recomendaciones de las autoridades por parte de la población.

Desde el mes de marzo, cuando se dio a conocer el primer caso positivo de COVID-19, las autoridades de salud han estado permanentemente en el lugar. 

Hay un equipo de trabajo de entre 6 y 8 personas en promedio, donde los indígenas son atendidos todos los días a través de turnos continuos. 

En articulación con la ESE Imsalud, Acnur, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Acción Contra el Hambre, la Secretaría de Gestión de Riesgo y Desastres y otras organizaciones, se vienen gestionando ayudas humanitarias y elementos de aseo personal, con el fin de garantizar sus necesidades básicas, como la alimentación y la higiene física. 

Diariamente se les toma la temperatura, a los niños se les hace control de peso y estatura y a las mujeres se les realizan revisiones corporales, citologías y permanente educación sexual. 

Las personas que resultaron contagiadas fueron aisladas dentro de los asentamientos, ya que debido a la estigmatización por parte de la población que habita en El Escobal, no se han movilizado a otros lugares, además que los indígenas solo se sienten cómodos si están en su campamento. 

De igual forma se les imparte información sobre el uso de los elementos de bioseguridad, aclarando que ha sido uno de los temas más complejos, puesto que la conducta de los indígenas en algunas ocasiones es de rechazo. 

“Viven del comercio fronterizo”

Algunos vecinos del sector aseguraron que una de las razones por las cuales los indígenas no están en un solo lugar es porque se han dedicado a vivir del comercio informal, sobre todo de la venta de víveres entre la frontera.

“No importa que sean indígenas, algunos se han dedicado a comercializar mercancía entre las fronteras, porque eso de nada sirve tener los puentes cerrados, si la ilegalidad por las trochas siempre ha estado presente”, dijo Brandon Torres, habitante de la frontera.

Así mismo, explicaron que a ellos les gusta la independencia, y que muchos salieron de Venezuela por temas de salud o a encontrar un mejor futuro, y que no todos están en las calles pidiendo ayudas.

“Los que hemos tenido la oportunidad de hablar con algunos de ellos, cuentan que están agradecidos con Colombia, porque aquí les han brindado asistencia de salud y alimentación, y que algunos vienen porque están enfermos y cuando ya se curan se devuelven”, mencionó Torres.