“En el maletín no cabe un oficio más”, dice impotente Francisco Maldonado, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio el Salado.

Desde hace 15 años, los vecinos de la calle 18 con avenida 7, sobre la avenida Panamericana, temen que sus viviendas se derrumben. 

A los muros de contención que se levantaron hace algunos años, el mismo terreno los ha ido desapareciendo.

Cuenta Maldonado que ante cada una de las quejas siempre llega la misma respuesta. “A veces o no responden o dicen que no hay plata... y entonces ¿qué hacemos?”.

Y es que el riesgo también se refleja en lo que ha socavado la lluvia y en las roturas de los tubos. El paso, que tiene unos 120 metros  de largo, está en el aire. 

Por ahí, obligatoriamente, tienen que pasar estas familias para salir del barrio, y se tienen que enfrentar al miedo que produce caminar por un paso en falso.

Ana Celis vive hace 20 años en el sector, y cuenta que su calvario comenzó cuando de repente el borde que estaba junto a su casa comenzó a derrumbarse. 

Hoy, la casa en la que viven siete personas más, entre ellas cuatro menores de edad, está cada vez peor.

Las paredes presentan grietas y las piedras que caen ya invadieron su patio.

“Han venido como unas 15 veces a mirar (los funcionarios de Gestión del Riesgo),  pero toman fotos y no vuelven”, aseguró.

Precisamente, la oficina de Gestión del Riesgo del Municipio dijo estar al tanto de la situación, y adelantando gestiones para liderar un proyecto les permita beneficiar no solo a esta zona si no a otras que están en diferentes barrio de la ciudad.

“El día que el problema sea mayor, entonces seguramente prestarán atención... Nosotros estamos pidiendo que recuperen el muro de contención, para tener un poco más de tranquilidad”, aseguró Maldonado.

El Salado es uno de los barrios que la oficina de Gestión del Riesgo tiene en monitorieo permanente ante posibles riesgos de deslizamientos, pues hay sectores que están en muy alto riesgo.