Con poesías y canciones, los integrantes de Accionar entre Letras se la han ingeniado para recolectar recursos que les permitan tenderles la mano a los más necesitados.

Arman un espectáculo artístico en bares y restaurantes y lo que recogen en la boletería lo invierten comprando comida, útiles escolares, o cualquier otra cosa que les permita ayudar a familias pobres.

Cuando estos recursos no son suficientes, los jóvenes llegan a la ciclovía de El Malecón con empanadas y limonada. 

Las ganancias también van para el fondo humanitario.

Aunque empezaron con su labor social en abril de 2016,  pintando muros de Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios con poemas o frases que invitaran a la comunidad a ser cada día mejores personas y a no dejarse vencer por las dificultades, se dieron cuenta de que su labor podría tener mayor repercusión si iban a las comunidades.

Decidieron invertir su tiempo libre y su talento artístico a favor de las causas sociales y solidarias, sin dejar atrás la línea artística que traían.

A la par de la labor comunitaria siguen llenando de arte y poesía los muros del área metropolitana.

A través de las redes sociales han encontrado otra forma de llegarle a los cucuteños.

Piden donaciones de ropa, útiles escolares, comida o cualquier objeto que les permita seguir en pie con su labor.

Sus peticiones tuvieron eco hace un par de días y pudieron llegar con arte y ayudas al asentamiento La Esmeralda, por la antigua vía a Boconó.

Allí entregaron 290 paquetes escolares. Su mayor recompensa fue la sonrisa de los pequeños beneficiarios.

Mientras entregaban cuadernos y lapiceros, los voluntarios invitaron a los niños a pintar un muro en el barrio. “Nunca pares de aprender, la vida no para de enseñar”, fue el mensaje que plasmaron con pinturas en las paredes de la Esmeralda.

“Con un granito de arena, todos podemos regalar miles de sonrisas al que la necesita”, dijo emocionado Gabriel Duran, integrante del grupo.

Estos jóvenes también han llegado con su labor al canal Bogotá y el parque Lineal para ayudar a los indigentes.

A finales de 2016  recolectaron ropa, comida y útiles de aseo para regalarlos a estas personas.

Al terminar su labor social vuelven a sus raíces: el arte. Sin importar las inclemencias del clima cucuteño, y sacando dinero de sus bolsillos para comprar las pinturas, aunque esto implique trabajar varias horas sin probar bocado, vuelven a plasmar sus ideas en las paredes.

“Y si contaminamos con amor la vida y no con basura las calles”, fue el colorido mensaje que plasmaron en las calles del centro de Cúcuta.

Angélica Rojas | Practicante de periodismo