Este sector céntrico de Cúcuta es un sitio de compraventa de piezas usadas.
El Triángulo, donde la basura se convierte en mercancía
Reinaldo Machado y su esposa Blanca Zulay Sanabria hicieron de un pequeño local de compra y venta de bicicletas usadas, la microempresa familiar que les procura el sustento y con la que generan más empleos. Están en la calle 4 entre avenidas 5 y 6, en el llamado El Triangulo, colindante con el parque Lineal, en el barrio El Callejón.
En ese lugar los Machado Sanabria llevan siete años, desde que la Alcaldía de Cúcuta los ubicó, dedicados a comprar bicicletas y partes que por su estado ya nadie usa, las mismas que refaccionan y venden a clientes que no tienen el dinero suficiente para comprar una de fábrica.
En ese negocio trabajan además tres personas que son las encargadas de limpiar las piezas, pintarlas y armar los caballitos de acero, usando cuando es necesario repuestos nuevos como llantas, rines, manubrios, frenos, pedales o el sillín.
(José Pérez compra ventiladores viejos y tras repararlos los vende a familias pobres.)
También vienen muchas personas a comprar partes como bielas, cadenas, chasises, platos y horquillas de marcas reconocidas, que se rescatan de bicicletas que los propietarios venden porque ya para ellos son basura.
Entre $20.000 y $25.000 pagan por ese tipo de bicicletas, dependiendo el tamaño y el estado en que se encuentren; después las venden en $50.000 o $60.000, cuando ya han sido remozadas, dice Blanca Zulay, quien lleva la vocería en el negocio.
"Nosotros compramos las bicicletas que tienen papeles y sabemos su procedencia, nada que sea ilegal. Hasta el momento nunca hemos tenido problemas con las autoridades porque no trabajamos con algo que le hayan robado a otra persona", dijo la mujer.
En El Triángulo funcionan varios negocios de compraventa de infinidad de artículos, un lugar que muchos miran con desdén y hasta con desconfianza, pero que representa para decenas de familias que habitan en Cúcuta su fuente de ingresos.
(Carlos Evelio Echeverría Londoño se dedica en el Triángulo a la cerrajería, oficio que aprendió en su natal Sevilla (Valle).)
Cosas útiles
Carlos Evelio Echeverría Londoño, de 72 años, natural de Sevilla, Valle, quien se estableció hace cinco años en ese lugar, y se dedica a la cerrajería, dice que El Triángulo es un punto importante para la ciudad, toda vez que allí se consiguen cosas que son útiles para algunos y que otros han desechado.
(Reinaldo Machado y su esposa Blanca Zulay Sanabria, compran bicicletas viejas y las transforman en nueva mercancía.)
Entre sus clientes hay profesores universitarios y estudiantes que compran piezas para trabajos, que en establecimientos comerciales convencionales no consiguen o les resultan muy costosas, dice el veterano cerrajero.
Hace trabajos a domicilio, abriendo casas o carros cuando por descuido las personas pierden o dejan las llaves adentro, pero la mayor parte del tiempo lo pasa en su taller a donde le traen cajas fuertes para reparar y diferentes tipos de cerraduras.
En un día de trabajo Carlos Evelio se gana entre $20.000 o $30.000, pero "en los últimos meses las cosas han estado muy malas y apenas se hace para medio comer, por lo que se debe redondear con hechura de llaves, vendiendo candados y otro tipo de cachivaches que hay en el local", confiesa.
Diferentes oficios
El cucuteño José Pérez lleva 30 de sus 54 años reparando ventiladores y desde hace cinco años se trasladó a El Triángulo, después de trabajar mucho tiempo en un local de la avenida sexta.
Reparar un ventilador cuesta entre $10.000 o $15.000, dependiendo de la marca y el tamaño, pero su negocio está en comprar esos aparatos que traen como chatarra y ponerlos a funcionar para venderlos a personas de escasos recursos que son sus clientes.
Otro personaje en esa maraña de cosas viejas, es José Gordillo Narváez, a quienes todos conocen como 'Chatarra', porque tiene uno de los puntos de venta más surtidos del lugar, entre libros, ropa usada, ollas a presión, herramientas, lámparas, artículos que se pueden adquirir a buen precio, según dice este hombre de 65 años, natural de Tello, en el norte del Huila.
Se considera cucuteño porque lleva 40 años viviendo en esta ciudad fronteriza, "los seis últimos guerreando en El Triángulo, donde me consigo para la comida con toda esta basura que usted ve aquí".
Luis Eduardo Bautista | Redacción Q´hubo
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