Estrella Bueno, de 35 años, madre de dos hijos, era la más feliz entre las 700 mujeres que recibieron el diploma del Sena que les certifica el arte que aprendieron durante tres meses.

Ella se graduó en el arte de bisutería y ello le empezó a representar ingresos para el sustento de su familia que antes no tenía. Su alegría se complementa con las nuevas técnicas que aprendió para imprimir belleza a la mujer.

“Lo que hago es para vernos más bonitas”, dice al señalar que al igual que ella también tuvieron la oportunidad de graduarse otras mujeres y hombres en áreas productivas como calzado, sistemas, panadería, confección y cárnicos, además de cursos técnicos como atención a los niños y reparación de motos en electricidad y electrónica, entre otros.

Estas ofertas gratuitas educativas las recibieron gracias al convenio suscrito entre la Secretaría Equidad y Género y el Sena, a través del cual recibieron también los insumos para las prácticas.

Miriam Esther Rincón, madre de tres hijos, residente en el barrio Cormoranes, también consiguió graduarse en confecciones. Ahora ella sabe hacer pantalones y su sueño inmediato es abrir un salón de modistería que le permita ingresos para sostener a su familia.