Tiene agua, más de mil proteínas diferentes que fomentan el desarrollo del cerebro, oligosacáridos, inmunoglobulina, hormonas, grasas y micronutrientes vitales para el desarrollo adecuado del ser humano en sus primeros meses. Es la leche materna, considerada el alimento perfecto o completo para los bebés, y el único que se le debe suministrar durante los primero seis meses de vida.

Los componentes de la leche materna son vitales para proteger el sistema inmunológico del recién nacido, y como si esto fuera poco, también les ayuda a cuidarse de patologías futuras como el asma, las alergias, la diabetes y la obesidad.

Las diarreas, infecciones de orina, gripas, neumonías y bronquitis, también se las aleja a los bebés. La lista de bondades es incontable. 

Entre las hormonas de su contenido, algunas ayudan a controlar el apetito, por lo que algunos pediatras consideran que los niños amamantados tienen menos posibilidades de padecer sobrepeso.

Todas estas condiciones han llevado a los organismos de salud del mundo a fomentar el consumo único de leche humana en los bebés hasta los seis meses de nacido, y a que se mantenga hasta los dos años con otros alimentos complementarios.

Sin embargo, existen circunstancias que impiden que una madre pueda amamantar a su hijo (tiene VIH, se hace tratamiento con quimioterapia, entre otros). Por estas razones, se crearon los Bancos de Leche Humana, a través de los cuales se busca que mujeres lactantes hiperproductoras de leche donen sus excesos a los hijos de las madres que puedan dar pecho. 

En Colombia existen 13 bancos de este tipo y uno de ellos está localizado en el cuarto piso del Hospital Universitario Erasmo Meoz. El mismo, está conformado por un consultorio médico, un área para promover y proteger la lactancia, y otra para recolectar los excedentes de leche de las madres que tienen superproducción.

Las botellas son marcadas con su tipo y guardadas en el congelador del banco.

En este espacio a la leche donada se le hace un control de calidad, para luego suministrársela a los bebés prematuros que la requieran y se encuentran hospitalizados en el centro de salud.

Recientemente, Claudia era una de las donantes del Meoz. Después de su parto, su bebé permaneció varios días en el hospital y en ese tiempo  ella  llegaba  puntual a la sala de extracción para envasar en un frasco la leche de su seno izquierdo, la misma que tomaría su bebé en las próximas 10 horas. Pero además, dejaba un excedente en otro frasco para donar.

Cada día en el hospital, 20 bebés menores de un mes, generalmente prematuros, necesitan de esta donación para fortalecer su cuerpo con el mejor alimento del mundo. En esta institución no se apoya la ingesta de leche de fórmula.

¿Cómo opera el banco?

El Banco de Leche Humana empezó a gestarse hace varios años en Cúcuta. Primero se acondicionó una parte del cuarto piso del hospital, luego se capacitó el personal en procesamiento, pasteurización y atención a las donantes, y finalmente se compraron los equipos. En noviembre de 2018 se abrió el espacio.

Su operatividad está a cargo del coordinador Deiner Peñaranda; una jefe de enfermería, tres auxiliares, un médico, una nutricionista, todos certificados para laborar en el programa. El lugar tiene además un consultorio médico donde se evalúa a la madre donante, la sala de extracción, y el área de análisis y pasteurización de la leche.

Hay reglas de obligado cumplimiento para las donantes. Primero, cada mamá que llega debe cambiar su ropa por una bata en tela quirúrgica que viene acompañada de gorro para cubrir el cabello y de un tapaboca, pasan después a un lavamanos donde limpian sus senos, y luego, con botella pequeña en mano, siguen a la sala de extracción. Una asepsia estricta para asegurar un alimento óptimo. Las mamás que recaudan en casa deben hacer lo mismo.

Una vez termina la extracción siguen los análisis de rigor para mirar que no tenga partículas contaminantes invisibles al ojo y de encontrarse alguna se descarta la leche. Cuando es totalmente apta, se clasifica en normocalórica, hipocalórica e hipercalórica.

La normocalórica es para los bebés que necesitan sólo alimento. La hipocalórica (baja en grasa y rica en inmunoglobulina), se les suministra a quienes siguen tratamientos por alguna infección, y la hipercalórica (rica en grasa y baja en inmunoglobulina) para los que presentan bajo peso al nacer.

Todas las botellas, de 20, 40, 90 o 100 centímetros cúbicos quedan marcadas con su tipo y guardadas en el congelador de la nevera del banco, hasta que se baja al área de neonato, o a la Unidad de Cuidados Intensivos (Uci) de pediatría, para los comensales.

Las madres deben cumplir con las normas de salubridad: utilizar la bata de tela quirúrgica, gorro para cubrir el cabello y tapaboca.

El suministro para unos bebés se hace directamente del frasco y para otros a través de una sonda, siempre de acuerdo a la prescripción del médico o nutricionista que tiene en cuenta: diagnóstico del bebé, edad gestacional, días de nacido y necesidades de calorías.

Las principales donantes de leche son las parturientas intrahospitalarias e hiperproductoras, aunque hay algunas que siguen donando después de que son dadas de alta. Este recaudo externo lo hacen una enfermera y la nutricionista del banco, que acuden hasta la casa por el alimento, que después sigue el proceso de revisado.

El banco ha pasteurizado hasta dos litros de leche por semana, y hasta hoy ningún bebé se ha quedado sin su alimento. La meta es poder cubrir incluso la demanda de otras entidades de la ciudad, y por eso hoy el Hospital Erasmo Meoz se unirá a la celebración del Día Mundial de la Donación de Leche Materna.

“El objetivo es que toda la ciudad sepa que se puede donar leche humana al banco del hospital, sensibilizar y aumentar el grupo de donantes, porque cada gota que se regala es un acto de amor por la vida, que salva y protege a los bebés, especialmente a los nacidos prematuros”, manifestó el coordinador del programa, Deiner Peñaranda.