Pasó diciembre y el centro de Cúcuta sigue siendo caótico. Si bien es cierto, no hay la misma cantidad visible de vendedores callejeros que hace un par de semanas, también es verdad que los andenes y carriles de circulación vehicular siguen tomados por mesones, mercancía, cajas, sillas, y otros productos comerciales.

La avenida sexta, una de las más congestionadas del centro, no cambió tras la temporada navideña, con la única diferencia de que ahora la mercancía que ofrecen no son luces ni adornos navideños sino los productos que regularmente se venden durante el año.

En la avenida quinta siguen los mismos vendedores ocupando los andenes en las calles 8, 9, 10 y 11. Igualmente pasa en la avenida séptima, donde también se ubican, pero en menor cantidad.

Lo único que quedó un poco más despejado son los parques Lineal y Santander, porque ambos habían sido tomados por vendedores de zapatos, carteras, ropa, cuadros, comida, y otros productos. Las palomas también siguen en la zona.

En el parque Santander, donde está la Alcaldía, quedaron los vendedores de comida y bebidas.

El problema de desocupar el espacio público en el centro de Cúcuta lleva años de debate, protestas, opciones, alternativas, y nada pasa: todo sigue igual. 

Pese a ello, la próxima semana se tiene previsto que las secretarías de Gobierno, Seguridad Ciudadana, Procuraduría Regional y vendedores ilegales se sienten nuevamente a estudiar soluciones y propuestas, con el fin de determinar plazos de cumplimiento definitivo, por el bien de la ciudad.

Entre lo planteado inicialmente se destaca una propuesta para que el proceso de reubicación sea reglamentado. 

De este modo, vendedores de verduras, frutas y hortalizas tendrían que ubicarse en un espacio específico, señalado por las autoridades, así como los vendedores de ropa, calzado, y demás mercancía. Sin embargo, pueden sumarse otras alternativas.

Además, se estableció un plazo para identificar a aquellos vendedores que tienen años en estos sitios. 

La segunda semana de febrero sería el tiempo establecido para tener lista una caracterización total de los informales, dado su aumento considerable.

En el último censo que hizo la Alcaldía se contabilizaron unas 7.000 personas dedicadas al comercio ilegal, aunque el alcalde, César Rojas, dijo que son solo unas 2.000.

Jimmy Cárdenas, secretario de Gobierno, precisó que el municipio reconoce el derecho de estas personas al trabajo, pero también está consciente de la necesidad de despejar los andenes y demás sitios invadidos.

Ya los representantes sindicales de los informales aseguraron que están dispuestos a dialogar para llegar a un acuerdo, pero aún hay dudas sobre las condiciones de dicha negociación con el municipio.

Dicho proceso deberá ser acompañado por la Personería y las asociaciones, para asegurar que todos los integrantes sean reconocidos e incluidos, y evitar posibles ‘colados’ que no son vendedores tradicionales.