El proyecto del Centro de atención integral y académico de los Misioneros Scalabrinianos de Cúcuta avanza a pasos gigantes. El sueño de tener un espacio para capacitar a la población vulnerable (desplazados, retornados, inmigrantes, entre otros) es casi una realidad.

La Red Internacional de Migración Scalabrini (SIMN por sus siglas en inglés) está a punto de lograr lo que se ha dicho es necesario: generar una forma que le permita a esta población ser autosuficientes económicamente. 

El padre Francesco Bortignon explicó que el centro de dos plantas deben entregárselo para mediados de mayo. La obra contará con ocho salones y actualmente están trabajando en levantar el segundo piso.

La parte eléctrica y sistema de aguas está listo en la planta baja. El padre enfatizó que el esfuerzo y el trabajo constante dan sus resultados y muestra de ello es el centro, que está siendo construido en el barrio Camilo Daza. 

Bortignon estima que este año unas 300 personas se puedan capacitar en este espacio de formación, pero para el año próximo la meta es ampliar ese número debido a la necesidad que existe en la zona.

“Se quiere prepararlos en inglés y computación para áreas como el mercadeo digital, donde no hay tantos especialistas”, dijo.

El padre explicó que esperan con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) llevar unos cursos hasta el barrio, es decir, facilitarle los espacios para que los profesores den sus capacitaciones en el sector.

“Esta población es víctima, inmigrantes, desplazados que para ellos les resulta más complicado trasladarse hasta las instalaciones del Sena por los costos que para ellos implica”, indicó.

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Centros

Este tipo de centros integrales de capacitación son llevados por la Red Internacional de Migración Scalabrini desde hace unos 60 años. 

Sin embargo, en los últimos 40 años se dedicaron exclusivamente al tema de la ayuda humanitaria, pero hace dos décadas comenzaron a implementar este sistema de formación sumándolo a la asistencia de emergencia.

El modelo busca brindarle una forma de autosostenibilidad a la población vulnerable, a través de capacitaciones, que les permita tener a la mano el conocimiento que los lleve a la producción.

Cuando se presentó el proyecto, hace unos meses atrás, el director ejecutivo de la red Scalabrini, Leonir Chiarello, detalló que una vez capacitados se busca conectarlos con una opción de empleo a través de una bolsa de empleo, con la cual se les inserta al mercado laboral no solamente en el país, sino que hay alternativas en otras naciones.

El modelo Scalabrini funciona así: si es una persona que busca un empleo se les proporciona la capacitación y luego la opción de la bolsa de trabajo. Si es una persona que busca autoempleo igualmente se capacita, presenta un plan de negocios, se les busca un pequeño financiamiento y asistencia técnica.

Hace un par de semanas, Chiarello; el padre Moacir Balen, superior provincial Scalabrini; el tesorero provincial, padre Angelo Plodari, y el obispo católico, Víctor Manuel Ochoa visitaron la obra para ver los avances de la misma.