Aquí, el horario de atención es diferente. Las puertas se abren a las 2 de la mañana y se cierran a las 4 de la tarde. Así opera el Centro de Desarrollo Infantil que la fundación Cenabastos logró que funcionara dentro de la central de abastos.

Quienes reciben atención son los hijos de los vendedores de la central, quienes pueden laborar con tranquilidad mientras sus hijos están en este hogar infantil  que es operado por Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

La fundación Cenabastos nació en 2013, tras la necesidad de encontrar una solución a una situación que se volvió recurrente en la central de abastos: los papás venían a trabajar con sus hijos.  Es por eso que nació esta iniciativa.  

Cuentan que se veían obligados a llevar a sus hijos a los puestos de trabajo, mientras que otros los dejaban encerrados en las casas desde la madrugada, cuando empieza la jornada laboral.

Ahora, los niños entre 2 y 5 años, reciben educación. Hay cinco salones donde aprenden dibujo, pintura y otras asignaturas. 

Lo que más les gusta es ir a la ludoteca. Para ellos es un mundo mágico porque encuentran juegos, les leen cuentos, historias y ven televisión.

El sostenimiento de esta fundación se da con aportes de los mayoristas o con la venta de bonos. 

Además de esta gestión educativa que es gratis, cada 15 días la fundación también hace entragas de mercados en los sectores vulnerables  de la ciudad y se vincula a las actividades que ayudan a los pobres.

En convenio con las universidades Simón Bolívar y Pamplona hacen un estudio socioeconómico para seleccionar familias de diferentes barrios a las que apoyan con mercados quincenales que se les llevan hasta las viviendas, para que no tengan que gastar en transporte. 

También, un domingo de cada mes, visitan un barrio y realizan un sancocho comunitario. Allí entregan mercados de abarrotes y verduras. El sancocho por lo general alcanza para unas mil personas.