Jesús David Sánchez llegó al mundo generando un shock de tres días en su madre, Ericilda Lizano, quien entró en ese estado tras nunca realizarse una ecografía.

Ver a su hijo sin brazos le generó gran temor, pero luego reafirmó su amor, y al recuperarse, se juró ayudar por siempre a Jesús, y así fue.

El pequeño empezó su infancia con las dificultades propias de su condición como tomar las cosas con los pies y soportar miradas constantes. 

Fue rechazado en varios colegios pero Lizcano no dejó de tocar puertas hasta que encontró la escuela Videlso, en el barrio 11 de Noviembre (Los Patios).

Allí, empezó su formación entre burlas e incredulidad. Aprendió a escribir con los pies y desarrolló habilidades para el fútbol, deporte que disfrutaba pues olvidaba su falta de brazos. En algunos encuentros, iba al arco a atajar con los pies.

Acostumbrado a la rutina educativa y en medio de horas jugando trompo, canicas y Xbox, empezó su bachillerato y se graduó en 2009, siendo personero. 

Su vida artística se inició a los 12 años en la escuela de Alfonso Cerón, fallecido pintor santandereano que residió en Cúcuta, y fue su maestro. 

Auguraba su futuro, diciéndole que su talento y disciplina lo llevarían a conocer el mundo, pero él no lo creía, pues no le gustaba su trabajo; sin embargo, poco a poco empezó a soñar. 

La Universidad de Pamplona fue la encargada de su formación en Educación Artística. Se graduó en 2015 y desde entonces no paró de estudiar, con una maestría en Pedagogía en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) de Venezuela, que terminó en 2018.

Es uno de los dos cucuteños que integran la Asociación de pintores con la boca y los pies, grupo presente en más de 70 países. 

Con la asociación ha vendido obras en Suiza, y pudo exponer en Santiago de Chile, Buenos Aires y Bogotá. Espera hacerlo este año en Panamá y Estados Unidos.

Este hombre de 26 años, no solamente pinta para mantener a sus dos hijos. Toca música clásica en el piano con los pies, inspirado en el gran Beethoven. 

“Decidí soñar y lo estoy logrando”, expresa. “Soy un cristiano que anhela poder exponer obras en Dubái, Paris y Nueva York, y lograr conocer al maravilloso Fernando Botero”. 

Actualmente, escribe un libro sobre su historia, da charlas motivacionales, estudia inglés, hace un doctorado en Teología en la universidad internacional cristiana Logos y tiene licencia para conducir carro, acción que logra por medio de una adaptación al vehiculo.

Fue docente en San Cayetano, Santiago y El Zulia en 2016 y 2017, y como gestor cultural de la secretaría de Cultura de Cúcuta en 2018, pudo entregarle un cuadro al presidente Iván Duque, uno de los momentos más relevantes para su historia que seguirá creciendo.

*Gustavo Contreras | Practicante de periodismo