La irregularidad del Cúcuta Deportivo esta temporada en el campeonato de la Segunda División ha sido un factor determinante para que los hinchas rojinegros hoy vean con desesperanza la posibilidad de regresar a la A.
Sin embargo, dentro de los aspectos positivos del cuadro motilón este semestre la luz de esperanza son los siete goles del pereirano José David Lloreda Guevara, que en su segunda etapa con el equipo fronterizo ha visto despertar su olfato goleador y se ha convertido en la punta de lanza del ataque cucuteño.
El próximo 12 de agosto cumplirá 22 años, pero en sus piernas ya pesa el recorrido de un curtido delantero que conoce al detalle los azares del área.
Sus siete goles este semestre lo ubican como el segundo artillero de la B, por detrás de Juan Camilo Hernández, del Pereira; y sostienen al Cúcuta Deportivo en la puja por clasificar a la siguiente fase del Torneo Águila.
Su familia es de Chocó pero se radicó hace mucho tiempo en Pereira. Tiene cuatro hermanos pero él fue el único que se aventuró a querer vivir del fútbol, y la vida le ha enseñado que en el deporte el camino para llegar al éxito es más difícil de lo que parece.
Inició su formación deportiva en Independiente Risaralda, club que todavía existe, y luego pasó a formar parte de la Academia Pereirana en donde empezó a marcar diferencia pues se enfrentaba a jugadores mayores que él y los superaba con mucha facilidad.
En 2011, jugando el campeonato sub-20 con Academia su talento descrestó a propios y extraños y entre muchos otros llamó la atención del coordinador de las divisiones menores del Deportivo Cali, Hernando Arias; quien lo fichó para que acabara de formarse con el cuadro azucarero.
Su ascendente progreso convenció a Julio Comesaña de llevarlo al primer equipo del Deportivo Cali para la Copa Postobón de 2012, y cuando el camino parecía allanado para que explotara su talento en la primera división, una lesión de rodilla le devolvió los pies a la tierra.
Su horizonte cambió y en 2014 encontró en el Cúcuta Deportivo la mejor alternativa para intentar recuperar el nivel que lo llevó a formar parte de uno de los grandes de Colombia.
Llegó a una institución que buscaba aires de renovación y que estrenaba nueva dirigencia, cuerpo técnico y jugadores.
No obstante, su primera etapa con el cuadro motilón no fue lo que esperaba y tuvo que resignarse a cumplir en otras posiciones de la cancha, cediendo su capacidad goleadora a cambio de trabajar por el equipo.
Consiguió el ascenso con el Cúcuta en el cuadrangular que se inventó la Dimayor para subir dos históricos a la A, pero no entró en los planes del nuevo cuerpo técnico y tuvo que hacer maletas para emigrar a las Águilas de Rionegro.
Los minutos de juego fueron escasos con el equipo antioqueño y en 8 partidos marcó un gol.
Este año llegó como un refuerzo más por detrás de los renombrados fichajes de Leandro Gracián y Roberto Nanni, y su rendimiento hoy lo tiene como la única ficha inamovible del tablero de Miguel Augusto Prince.
“No se me pasaba por la cabeza regresar al Cúcuta después de estar jugando en Águilas el año pasado, y estar haciendo las cosas bien allá. Pero se presentó la oportunidad y lo tomé como eso. Como una oportunidad de volver a surgir y poder marcar goles, y levantar el equipo de la posición incómoda en la que está”, afirmó el atacante, que se alista para el juego de mañana ante Bogotá FC.
Lloreda sueña con ser goleador de la primera división, con triunfar en Europa y con brillar en el Deportivo Cali; pero antes que nada quiere cumplir su objetivo más inmediato y aportar al ascenso del Cúcuta Deportivo.
Jairo Andrés Navarro Camargo | jairo.navarro@laopinion.com.co