El Atlético Nacional está en su mejor momento deportivo: además de coronarse campeón de la Liga Águila en 2015 y quedarse con el título de la Superliga Águila este año, está haciendo una buena campaña para ganarse la Copa Libertadores.

Esto, sumado a sus cifras financieras encabezadas por ingresos superiores a $57.000 millones que crecen por cuenta de taquilla, mercadeo, derechos de transmisión y venta de jugadores, hacen del fútbol un negocio rentable.

Pero en la otra cara de la moneda se encuentran cinco equipos: Deportivo Pereira, Cúcuta Deportivo, América de Cali, Once Caldas y Real Cartagena, que como si se tratara de la final de un torneo, están ejecutando sus últimas jugadas para salir victoriosos de sus procesos de reorganización.

Francisco Reyes, superintendente de Sociedades, explicó que el  mal desempeño financiero de estas sociedades anónimas, está ligado a varios factores  que van desde el manejo de la administración y el endeudamiento excesivo, hasta la poca diversificación de sus actividades comerciales y el rendimiento deportivo de los equipos. Esto, en consecuencia, impacta el dinamismo en taquilla.

En este campeonato, que  tiene como objetivo  ponerse  al día con sus acreedores y lograr salir de la quiebra, el primero que quedó eliminado en la fase de grupos fue la Corporación Social, Deportiva y Cultural de Pereira (Corpereira). 

Después de haber entrado a un proceso de reorganización en 2012, sus antiguos dueños (Álvaro López y familia) incumplieron con los acuerdos, lo que se tradujo en entrar en liquidación y trasladar el proceso al Juzgado Quinto Civil del Circuito de Pereira.

Jhon Omar Candamil, representante legal y liquidador de Corpereira, expresó que “el Deportivo Pereira existe hace 72 años y la corporación hace 46, y la idea fue separarlos para  manejar el equipo como un activo dentro de la liquidación y honrar  a los acreedores.

Si se liquidaban contratos y acababan con el equipo, perdía la ficha con la Dimayor, que está valorada en 10.000 salarios mínimos y los derechos deportivos de los jugadores que también están en un valor considerable”.

La jueza  está revisando en estos momentos las objeciones a la graduación de los créditos, y posteriormente determinará quién es la entidad que avaluará el equipo.

“Es el momento en que esto lo coja un inversionista óptimo con solvencia moral y financiera. Para la venta tenemos que contar con la aprobación de Coldeportes y la Dimayor”, afirmó Candamil.

Adicionalmente, al tema del juzgado, los antiguos dueños están solicitando que el equipo entre de nuevo a un proceso de reorganización.

Sin embargo, los expertos dicen que sería un despropósito, ya que si no pudieron cumplir acreencias por $7.000 millones es difícil que respondan con las deudas actuales que alcanzan los $22.000 millones.

El Cúcuta, otro en la mira

El que también tiene tambaleando su clasificación es el Cúcuta Deportivo, el cual en solo dos años ha sido citado a seis audiencias de incumplimiento en la Supersociedades.

De hecho, la última fue el 16 de abril y aunque se aprobó la continuación del proceso, el Superintendente Delegado tuvo que reconvenir al equipo por la cantidad de incumplimientos.

Reyes precisó que “seis audiencias en tan poco tiempo  es absurdo en un proceso tan pequeño, comparado con otros que manejamos. Es un hecho sin precedentes y representa un desgaste para la  administración”.

Por su parte, Juan Carlos Paredes, vicepresidente del Cúcuta Deportivo, quien es consciente de que el equipo puede irse a liquidación en cualquier momento, resaltó que  “cuando los nuevos dueños adquirimos al Cúcuta en 2014 este ya venía con endeudamientos vencidos cercanos  a $5.000 millones y  cada vez nos damos cuenta que hay nuevas acreencias que no conocíamos, lo que genera que nos convoquen a estas audiencias de incumplimiento”.

Paredes agregó que el equipo está “en cuidados intensivos  financieramente hablando; los ingresos y las taquillas son cada vez más bajos, los patrocinios no están llegando, lo que se suma  a la presión de una hinchada que  exige mejores jugadores”.

En el caso de América de Cali, equipo que logró salir de la ‘Lista Clinton’ y que fue admitido en reorganización en noviembre de 2014 con pasivos cercanos a $18.885 millones, inició en marzo de este año  una colocación de 128.000 acciones ordinarias, a un valor nominal de $28.125 cada una.

El proceso logró capitalizar al equipo en $3.600 millones y de acuerdo con la Supersociedades, los convenios con sus deudores no se han incumplido a la fecha.

Oreste Sangiovanni, presidente del América de Cali, quien  no descartó la entrada de un nuevo accionista al club, aseguró que “los acreedores ya no existen, solo tenemos deudas cercanas a $200 millones y no las hemos podido cancelar porque no encontramos a las personas. El acuerdo está hasta 2025, pero creería que lo terminaremos antes”.

Sangiovanni agregó  que  “los procesos de reorganización se inician  por incumplimiento de pagos y eso puede deberse a una administración no muy cuidadosa”.

En el caso de Once Caldas, que entró en reorganización en agosto de 2012,  las últimas actuaciones en las que se confirmaba el cumplimiento de los pagos se recibieron el 11 de marzo de 2016. Kenworth De la Montaña adquirió el club en  2014 y a la fecha tiene acreencias por $25.000 millones.

Luz Helena Marín, directora financiera de Once Caldas, comentó que “los compromisos de pago que se acordaron en 2015 ya se cumplieron, y los otros que son a largo plazo inician el próximo año”.

Finalmente, del Real Cartagena, equipo admitido en reorganización en  junio de 2013, tampoco se han tenido quejas.

Las últimas noticias se dieron en la audiencia del 13 de enero de este año cuando se ordenó el levantamiento de medidas cautelares.

Para Andrés Charria, abogado experto en temas deportivos, los equipos de fútbol colombiano, salvo Nacional, Deportivo Cali o Junior, no tienen consciencia de empresa y “todo lo manejan como una tienda”.

Y por ello, según él, las mismas reorganizaciones no funcionan pues los equipos son desordenados y no se da un proceso de reestructuración real.

Bogotá | Colprensa-La República