Cinco días después de jugar la final de la Champions, y tras una hora inicial que despertaba murmullos en el Estadio Nacional, un disminuido Arturo Vidal demostró por qué el técnico Jorge Sampaoli nunca dudó en alinearlo en el partido inaugural de la Copa América.

El volante de la Juventus, que disputó el 6 de junio 79 minutos de la derrota ante Barcelona en Berlín, se mostró displicente, lento e impreciso en la primera hora del debut de la Roja ante Ecuador en el Estadio Nacional.

Pero a los 64 minutos enganchó en el área ante la marca de Miller Bolaños y cuando se preparaba a sacar el zurdazo fue derribado por el volante ecuatoriano. El mismo Vidal se paró en el punto penal y definió fuerte y a la izquierda del arquero Alexander Domínguez, quien pese a sus 1,93 metros de altura no alcanzó a tocar el disparo.

En el festejo, Vidal se llevó una mano al oído antes de sonreír y dibujar un corazón, en respuesta quizá a los murmullos que había escuchado del público a principios del segundo tiempo, cuando perdió un balón cerca del área chilena.

El gol abrió las puertas a una victoria por 2-0, con otro tanto de Eduardo Vargas al final.

El todoterreno comenzó jugando de segunda punta detrás de Alexis Sánchez, a quien asistió de espaldas al arco en los primeros minutos en una jugada que casi termina en gol del delantero del Arsenal. En la segunda mitad, Vidal terminó retrasándose a su puesto natural de volante por derecha, desde donde ejecutó la jugada que abrió el partido.

"Me duele un poco el glúteo, pero me hicieron masaje y pude entrar mucho mejor", dijo Vidal al explicar en parte un desempeño por debajo de lo que está acostumbrado.

Santiago | AP