Plantea una propuesta indecente de eliminarlas  primas de junio y diciembre a los trabajadores  y reducir sus salarios.

Que grosería perseguir de manera sistemática al asalariado, cuando es quien lleva del bulto con las reformas tributarias, un escaso reconocimiento anual a costo de vida, con aumento del 6%, mientras a los pensionados les aumentan el IPC equivalente en promedio al 3.30% anual, mientras el costo de vida sube más del  10%, siendo los más afectados por la pérdida permanente del poder adquisitivo de la moneda, cuando mayores son los gastos en materia de salud.  

Cierto que la PANDEMIA nos deja mal parados producto de la manifiesta incapacidad del sistema de salud. Porque no pensó mejor tan siniestro personaje, en eliminar el  IVA y reducir la billonaria ganancia de los bancos, en detrimento de la clase trabajadora.

Le compete al Estado adoptar la reducción de gastos, hace tiempo se dice en las redes sociales, la necesidad de reducir el Congreso, esa si sería ahorro y podría invertirse en las necesidades inmediatas del país. Un senador y un representante por departamento, serían suficientes para legislar, con lo cual se ahorrarían millonarias sumas en favor del erario público. 

Cuán importante sería contar con una justicia seria, capaz, eficaz y manifiestamente eficiente, por cuanto menos del 5% de los casos denunciados progresan, no por culpa de los jueces, sino por carencia de un cuerpo investigativo eficaz, que cuente con tecnología de punta, para resolver los innumerables casos en que se roban más del 20 % del presupuesto nacional, pero, se concede casa por cárcel por los jueces a quienes incurren en estos actos,  con la salvedad que las normas las hace el Congreso y por ello, los jueces deben aplicarlas, cuando en estos delitos solo podría otorgarse si reintegran  lo hurtado. 

Con el virus, se han detectado innumerables casos de apropiación de dineros con destinación específica, de alcaldes y gobernadores, cuando son para ayudar a las personas de menos recursos, para mitigar en mínima parte sus necesidades. Acá es donde se conocen las personas y escasa ha sido la participación de congresistas para ayudar a quienes les dieron el voto para llegar a tan significativo cargo, pero para desgracia del pueblo, con dádivas de compra de votos se logra volver a presuntamente cumplir con la función legislativa. 

Ya es hora de frenar las avasalladoras actuaciones en detrimento del pueblo y le compete a éste luchar por sus reivindicaciones y conquistas laborales, que han logrado arrebatando migajas a la clase política. 

La capacidad de aguante de la clase trabajadora ha sido tortuosa, es tiempo de luchar por sus derechos, establecidos como función social en la Constitución Política, al ser un Estado Social de Derecho. 

La opinión pública está a la espera de lo que denominó el presidente, “ratas de alcantarilla”, vamos a ver hasta dónde llega la presunta cacería de esas abominables personas. Amanecerá y veremos y señor Vargas Lleras dedíquese a actividades donde pueda desarrollar sus lesivas  ideas.