Era un 8 de marzo, la Universidad de los Andes había divulgado en su agenda semanal las actividades programadas para ese día. Un par de años atrás había salido de Pamplona, para ir a la Universidad, a estudiar Ciencia Política, tomando cursos en Economía, Administración de Empresas y Antropología, por una de esas clases tuve que leer la biografía de Frida Kahlo, en clave de política de América Latina.

Susy Bermúdez, (feminista, escritora y profesora del departamento de Historia); Isabel Londoño (exdirectora de Colfuturo y couch educativa) y María Emma Wills (investigadora, politóloga y PhD de la Universidad de Texas), fueron las ponentes del Foro central de aquel 8 de marzo. Mi mamá se encontraba de visita en Bogotá por esos días, así que la invité a pasar el día de mujer juntas.  Escuchamos atentas todas las intervenciones sobre los roles y estereotipos de género; las desigualdades entre hombres y mujeres; el autoritarismo y las violencias en el ámbito público y privado. En ese momento, mi mente empezó a hacer conexiones sobre estos conceptos y prácticas, porque había sido testigo de ello.

Si bien ya había sentido que esas relaciones y conductas que se desarrollaron en la familia, el colegio, la calle, la Universidad, con mis amigos, amigas, y sus padres, no eran justas, y más cuando algunas ellas terminaron lastimándonos físicamente y/o emocionalmente; fue por las palabras de Sussy Bérmudez sobre el patriarcado histórico y sus conductas, cuando tomé conciencia de una especie de reglas y subordinación que se nos habían impuesto, simplemente por el hecho de ser mujeres. Comprendí que la forma como fue organizada la sociedad según preconcepciones del sexo y los estereotipos de género, fijaron los roles que cumplimos hombres y mujeres dentro de ella. 

Ese día también hubo actividades culturales y artísticas. Un grupo de estudiantes regalaron rosas con un mensaje de reconocimiento de las luchas de las mujeres por la igualdad y los Derechos Humanos. 

A partir de esa experiencia inició mi lucha por exigir derechos, reconociendo que la praxis machista invisibiliza las violencias contra las mujeres y que existen  situaciones en entornos familiares, educativos, labores y públicos, donde los derechos de las mujeres se infringen con total naturalidad y que solo a partir de la aceptación, de los derechos y nuevos roles de las mujeres, por todos los actores de la sociedad, es que se tendrá la posibilidad de eliminar las desigualdades y las violencias que nos están obstaculizando el desarrollo económico y socio cultural. 

Las mujeres en Colombia, hemos logrado el reconocimiento de muchos de nuestros derechos y ocupados espacios de poder y de toma de decisiones, aún debemos convocar a la reflexión sobre las violencias contra las mujeres que trasgreden nuestros derechos fundamentales, para levantar la voz en unísono y gritar: ¡NO MÁS!

Hoy, como secretaria de Equidad de Género de San José de Cúcuta, resalto el compromiso con la garantía y el ejercicio efectivo de los derechos de las mujeres, el cierre de brechas y la equidad de género de la administración municipal. 

Las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres de la ciudad, tendrán un lugar privilegiado en el Plan de Desarrollo, sobre el cual nos hemos propuesto cuatro metas éticas:

1. Cero violencias sexuales contra infancia, adolescencia y las mujeres. 

2. Cero embarazos en infancia y adolescentes.  

3. Cero muertes maternas prevenibles. 

4. Cero feminicidios.

Como acción afirmativa se busca reivindicar y visibilizar a las mujeres que residen en la ciudad como sujetas de derechos y por ello, el alcalde Jairo Yáñez Rodríguez, decretó la institucionalización de “MARZO POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES DE LA CIUDAD DE SAN JOSÉ DE CÚCUTA”. Se contará con treinta y un días para visibilizar a las mujeres, sus organizaciones, asociaciones, colectivas y agendas. 

Invito a la ciudadanía a sumarse a esta tarea y a participar activamente en la agenda de actividades que ha preparado la Alcaldía. 

* Secretaria de Equidad de Género de San José de Cúcuta