Clímaco Ramírez Quintero. - En los días de la ya lejana juventud conocí a Clímaco Ramírez Quintero en la barriada en la que se tejieron sueños y esperanzas. Amigo de todos los días. Bachiller del colegio Salesiano ingresó después a la Escuela Militar. Un día cualquiera asistimos sus amigos a la graduación como alférez y subteniente. Empezando allí su carrera militar que lo llevo a coronel. Se distinguió por su amor a la patria, al ejército, sin olvidar, a los amigos con los que forjó la vida. Su muerte entristece al sumo y se siente que se ha ido alguien muy de Cúcuta ciudad a la que mucho amó.

Ciro Jurado Guerrero. -  Venido de Toledo el colegio Sagrado Corazón lo hizo bachiller y en la universidad Nacional se hizo médico y especialista en vías digestivas. Por sus manos diestras pasaron muchos que agradecieron después la calidad y la ética de su oficio. El quirófano fue su razón de ser y el estudio del cuerpo humano su objetivo en las jornadas que emprendían en busca de la vida. Buen viaje Cirito, como le decían sus amigos, mientras aquí se recordará su nombre. 

Enrique Flórez Faillace-.  En los tiempos difíciles fue un luchador en las batallas políticas donde dejo la impronta de su quehacer conservador. En el mundo intelectual y jurídico supo comprender los alcances ideológicos. En su ocupación de los últimos tiempos, notario 3 de Cúcuta, hizo de la honradez el fundamento de su cargo que puso a disposición de la ciudad.  Fue una persona amable y generosa. Se siente la muerte de Enrique. Sus noventa y dos años de vida fueron para lucha y el servicio a la ciudad. 

Darío Pinzón. - En la foto del recuerdo publicada en el diario La Opinión aparece con los compañeros de selección campeona en Neiva en uno de los tantos triunfos obtenidos por lo que ha sido el deporte bandera de Norte de Santander. Darío fue un gran jugador de este deporte. En los últimos años hablaba con sus amigos de esos tiempos maravillosos en los que el cucuteño se sentía ufano de tanta gloria. Hoy no es así. Se fueron aquellos tiempos y para que vuelvan se necesitan personas como Darío Pinzón que en el rectángulo de fuego escribieron la grandeza.

Vicente Caicedo. -  Un hombre bueno en su humildad. Se recuerda ahora haciendo de juez de línea en los partidos de fútbol que se programaban en el Estadio General Santander. Era certero en sus decisiones arbitrales. Era profesor y en el colegio Gremios Unidos ayudo a formar a muchos niños y jóvenes. En los últimos años se veía en el parque Santander mostrando y vendiendo fotos de muchos que fueron deportistas. Al verlos abría los sobres y sacaba la imagen de alguno que hacía de deportista y procedía a comprarlo agradeciendo que Caicedo permitiera vivir momentos en los que seguramente fue feliz. Buen viaje Caicedito como solía decirle al verlo sentado en El Parque Santander descansando de sus fatigas acumuladas por tanta honradez y buen servicio. 

Efrain “Caiman” Sanchez. -  Vivió bastante tiempo para saber que era admirado y respetado. Militó como arquero en el equipo argentino San Lorenzo de Almagro. Al volver a Colombia la arquería de los equipos en los que militó se sentía segura. Fue el arquero de la Selección Colombia de 1.962 que se hizo sentir en el mundial de Chile. Fue la primera presentación   mundialista de los colombianos que hicieron felices a los compatriotas. Fue grande como el recuerdo que ahora lo despide.